Durante diez años Manuel ha examinado a miles de aspirantes a obtener el carné de conducir. Ninguno de aquellos a los que suspendió lo agredió, pero tiene compañeros a los que han intentado asfixiar, acuchillar o golpear con una piedra. Por eso su colectivo está en huelga: para evitar que la rabia caiga sobre sus espaldas.

Juan Carlos tampoco ha sido agredido en sus doce años examinando en Móstoles (Madrid) a jóvenes y no tan jóvenes del práctico, pero ha sido testigo de portazos que casi desgajan la puerta del coche con el que se realizan las pruebas, o de puñetazos y patadas a farolas, papeleras y demás mobiliario urbano.

Pero aunque ninguno haya sido el blanco de una agresión física, ambos han tenido que soportar insultos y amenazas verbales de alumnos que no asumieron precisamente bien el suspenso.

"Se dónde trabajas", "voy a ir a por ti" o "me quedo con tu cara" son algunas de las amenazas

"Se dónde trabajas y voy a ir a por ti". "Me he quedado con tu cara". Son ejemplos de algunas de las amenazas que reciben, vertidas muchas veces en descampados, polígonos industriales y zonas aisladas en las que en un número relevante de provincias finaliza el examen práctico. Hay temor entre los examinadores, sobre todo en provincias pequeñas porque están más aislados y solos.

Manuel y Juan Carlos son dos de estos profesionales (la plantilla es de 700) que apoyan los paros que desde el día 14 de septiembre está llevando a cabo el colectivo para reivindicar más seguridad, más salario y otras mejoras laborales.

Quizá sea la denuncia de las agresiones lo que más ha llamado la atención en sus demandas, aunque la cifra de las que se tiene constancia no es excesivamente alarmante (8 el año pasado y 15 en lo que va de este en un volumen de dos millones de exámenes anuales).