La Asociación de Mujeres Casilda, de San Juan de la Rambla, volvió a revivir esta semana, y por segundo año consecutivo, la antigua tradición de bajar hasta los charcos de la costa para poner en remojo los chochos, las badanas y los mimbres. Al final del verano y aprovechando las amplias mareas, la vecinos de los núcleos altos del municipio -y de otras localidades del Norte de Tenerife- bajaban hasta la costa para poner en remojo varas de mimbrera que se usan en cestería; cortezas de rolos de platanera seca o badanas, que una vez hinchadas se cortan en filamentos utilizados para amarrar la viña o atar sacos, entre otros usos, y también los granos de chochos para salarlos, ablandarlos y mejorar su sabor.

Los Charcos del Prado, en La Rambla de los Caballos, en las cercanías del barrio de El Rosario o La Rambla, fue el lugar elegido para revivir estas antiguas labores. Tal y como explica Marcelino Reyes, gran defensor de las antiguas costumbres y tradiciones de su comarca natal, "el agua del mar tiene una doble función: por una parte hincha y ablanda el material, las badanas y mimbres, para su perfecta manipulación, y por otra parte, gracias a la sal también evita el apolillamiento".

Marcelino Reyes recuerda, con cierta nostalgia, "cómo bajaban y subían las gentes de antaño, por las estrechas veredas de mar a cumbre, que cruzan los escarpes del acantilado fósil que divide geográficamente al municipio en dos zonas claramente diferenciadas. Los hombres cargaban sacos al hombro y las mujeres la carga la portaban en la cabeza, utilizando un trapo enrollado, llamado rodillo, cuya función era evitar que la pesada carga hiciera daño y además conseguir estabilidad".

"Aquellos sacos pesaban más de 50 kilos", recuerda Reyes, quien añade que, en ocasiones, "también se utilizaban bestias de carga como burros y mulos".

El efecto del agua salada en los chochos también es positivo, ya que permite que se hinchen y mejoren su sabor.

Los chochos o altramuces son una legumbre que contiene una gran fuente de proteínas vegetales y fibra, fácilmente digerible. Además, no contienen gluten, por lo que pueden ser consumidos sin problema por los celíacos. Algunos estudios señalan los múltiples beneficios que tienen los chochos para los diabéticos tales como mejorar el metabolismo de la glucosa, ayudar a reducir la carga glucémica de los alimentos con carbohidratos, reducir la presión arterial o mejorar la salud intestinal.