Medicina personalizada, oncología y cáncer pediátrico, enfermedades raras y hereditarias, identificación de patógenos, epidemiología, genética de poblaciones, medicina forense, industria agroalimentaria y cosmética, antropología, I+D... Son solo algunas de las múltiples aplicaciones que tendrá uno de los proyectos más ambiciosos y con proyección mundial de los muchos que ha impulsado el Instituto de Energías Renovables de Tenerife (ITER) en sus ya 25 dilatados años de vida. Su director, Manuel Cendagorta-Galarza, presentó este viernes al Cabildo una iniciativa que ya apuntó hace días en unas jornadas sobre infraestructuras del Sur y en los actos de las bodas de plata de su centro: secuenciar el ADN de todos los residentes canarios que lo deseen, lo que supondría un hito mundial por población potencial (casi 2,2 millones de personas) a poco que un amplio número se anime.

Y hay motivos sobrados para animarse. Según subraya, las aplicaciones son muy variadas y relevantes, pero, sobre todo, para la medicina y la prevención o tratamiento de enfermedades. Por supuesto que también existen fronteras difusas que se discuten desde hace tiempo en seminarios de bioética y en múltiples disciplinas entrelazadas, pero precisamente por eso el director remarca que será una secuenciación voluntaria y que pertenecerá solo a la persona en concreto.

Estas dudas resultan hasta comprensibles si se atiende a que ni los investigadores más avezados tienen aún claras, ni mucho menos, todas las respuestas, consecuencias y el potencial del desciframiento del ADN, que es el ácido desoxirribonucleico que contiene la información genética de un ser vivo, datos únicos e irrepetibles presentes en sus células. El director es plenamente consciente de eso y hasta lo ejemplifica en que la célula que, por ejemplo, acaba formando la oreja de un humano se combina con un número muy alto en un sinfín de posibilidades y el ser humano no tiene, al menos de momento, ni la más mínima idea de por qué.

Sin embargo, y porque antes o después el paso que se pretende en Canarias se dará en otros sitios, se ha propuesto convencer a las administraciones necesarias (sobre todo a la consejería regional de Sanidad) y desarrollar un proyecto con innegables ventajas médicas, sociales e investigadoras que puede convertir a las Islas en referente mundial. Tanto que, al escuchar eso de "ADN canario", y lejos de cualquier lectura racial desenfocada, infinidad de científicos, sanitarios, médicos y estudiosos sabrán en un plazo de diez años que se trata de la mayor muestra de genoma secuenciado de una misma población obtenida en la historia de la humanidad. Ahí es nada. Y usted, lector residente, puede sumarse con una simple muestra de saliva a dejar en hospitales y centros de salud isleños en un proceso que irá in crescendo.

Aunque la idea inicial era comenzar en 2016, el director planteó al cabildo que en principio apoya sin fisuras su iniciativa, empezar desde ya con 3 millones de euros. Si bien el presupuesto global para los 10 años previstos es de 100 millones, esos 3 iniciales resultan cruciales para adquirir la máquina clave de secuenciación, una Illumina HiSeq 4.000 (un millón), así como acondicionar las instalaciones de laboratorio adecuadas en el ITER. De cuajar todo, en 10 años Canarias será como una Meca del genoma humano.

Convertir las Islas en referente científico

Aunque ha perdido muchos años en energía limpia tras estrenar el primer parque eólico de España, si el ITER lleva a cabo este proyecto de secuenciación del genoma de los canarios, Tenerife y el resto de las Islas reforzarán su privilegiada posición mundial como referente científico. De hecho, el propio Instituto Tecnológico ha ido obteniendo un creciente prestigio y hasta Cruz Roja le ha encargado el desarrollo de un sistema de reconocimiento facial para poder identificar en África a cada persona que entra en una carpa ambulante sanitaria para aumentar las medidas preventivas. Unido a los dos astrofísicos, Tenerife puede convertirse con este proyecto sobre el genoma en un nombre inevitable en infinidad de universidades, hospitales y centros de investigación del mundo.

En la actualidad, EEUU y Shanghai (China) lideran los estudios del ADN, pero, salvo una experiencia en Islandia mucho más modesta, pequeña en población y con fines diferentes a los médicos, jamás en la historia humana se ha intentado una iniciativa así para una población potencial de más de 2 millones de personas.

Según subraya Cendagorta-Galarza, esto puede atraer a las Islas a muchos científicos, aparte de formar a equipos en una investigación y experiencia de vanguardia que podrían luego trabajar en el exterior y expandir su conocimiento. Asimismo, se reforzaría el llamado turismo científico y de congresos y, en definitiva, confirmaría al ITER como uno de los centros tecnológicos punteros en España y la relevancia de apostar por el I+D. En caso de que haya problemas financieros para desarrollarlo a escala regional, confía al menos en ejecutar el proyecto en Tenerife.

3 GB por cada ADN

Su ADN, el de cualquier humano una vez secuenciado ocupa, nada más y nada menos, que 3 GB de información en un pen drive, tableta u ordenador. En cada célula hay 46 cromosomas, lo que implica 2 metros de ADN y 30.000 genes, que es la unidad de la herencia. La primera vez que se secuenció el genoma humano fue posible gracias a un proyecto internacional que duró 13 años y costó unos 3.000 millones de dólares. Pero, como en casi todo, el desarrollo científico y las nuevas tecnologías de secuenciación de alto rendimiento permiten ahora hacer ese proceso en unas horas, en un único equipo y con una reducción económica geométrica que seguirá. De hecho, lo que cuesta ahora 100 bajará a 10 en diez años. Por ello, el director del ITER confía en secuenciar 12 genomas cada día (aunque puede tardarse más durante 2016). También baraja combinarlo con los llamados exomas, la parte funcional más relevante del genoma, pero que representa solo el 1,5% del total. Eso sí, se podría secuenciar 180 por carrera, lo que permitirá obtener ritmo y experiencia para el gran mapa del genoma de los canarios, a desarrollar desde 2017.

De 10 a 70 trabajadores

Este proceso comenzará con pocos trabajadores del ITER y un director del proyecto que aún no se ha designado, así como con personal del Departamento de Investigación Clínica del Hospital de La Candelaria, la Universidad de La Laguna y el Cibican. No obstante, con los 3 millones iniciales ya se pretende crear un equipo de unas diez personas dedicadas exclusivamente a esto, grupo que, a medida que la secuenciación crezca de forma exponencial, puede alcanzar los 70 integrantes, según apunta a El Día el máximo responsable del ITER. En 2016, el proyecto desarrollará el servicio de procesado de datos según demanda, de manera que se priorice, por ejemplo, a los recién nacidos (16.000 al año), niños con problemas de cáncer y otros grupos poblacionales con afecciones graves y de mayor coste para el sistema sanitario, dado que las ventajas del proyecto pueden hasta reducir esos gastos. Luego, y a medida que las cifras se multipliquen, se extenderá a toda la población que lo desee. Para ello, y desde 2017, resultará imprescindible la adquisición de un equipo Illuminia HiSeq X 10, que posibilitará la secuenciación masiva de los canarios. Toda la información que se vaya obteniendo se guardará en un almacenamiento de altas prestaciones en el ITER, en el polígono industrial de Granadilla. Eso sí, cada canario que haya decidido participar tendrá su ADN secuenciado en el formato que desee (pen, CD...) para aportarlo a su médicos y siempre bajo su custodia.