Un camarero que tiene que cubrir un puente festivo, una enfermera a la que se le llama para sobrellevar un pico de demanda en la sanidad pública, el sustituto de un docente de baja por enfermedad... La temporalidad en el empleo tiene muchas caras. De hecho, cada vez tiene más: la reforma laboral de 2012 no solo no ha frenado la dualidad del mercado laboral -fracturado entre indefinidos y temporales-, sino que la ha agudizado. Más del 60% de los contratos firmados en Canarias en lo que va de 2015 son por un tiempo determinado, que en algunos casos -muchos- es tan breve como un solo día.

Los contratos suscritos hasta septiembre en las Islas superan los 519.000. De ellos, 60.876 -cerca de un 12% del total- tienen un día de duración. Así lo reflejan los datos del Observatorio Canario de Empleo (Obecan), que apuntan a una mayor incidencia de este fenómeno en ciertos sectores económicos, en especial la hostelería, aunque también el resto de servicios y la industria, una actividad esta última que hasta hace no mucho registraba una estabilidad superior a la media.

La magnitud de la situación es aún mayor si se tiene en cuenta que las cifras sobre temporalidad no incluyen otra modalidad de contratos, los de obra y servicios, igualmente temporales pero con una duración indeterminada marcada por la finalización de las tareas a las que responden. Casi un 30% de los contratos firmados este año son de este tipo, lo que arrincona a los indefinidos -56.325- a menos del 11% del total.

Y eso que en Canarias la contratación indefinida se encuentra más de dos puntos por encima de la media española, cifrada en el 8,2%, como puntualiza el director del Servicio Canario de Empleo (SCE), Alejandro Martín. "La temporalidad está aumentando claramente y de forma progresiva desde la reforma laboral de 2012", constata.

El "cambio fundamental" para evitar que los contratos por días continúen comiéndole terreno a los indefinidos debe venir, por lo tanto, del Gobierno central, según Martín. "Si la reforma permite que un trabajador permanezca cinco años en una empresa con contratos temporales, que tienen una indemnización por despido de diez días al año, mientras que la de los indefinidos es de 33, ¿por qué va a optar el empresario?".

La respuesta parece clara, y ante ello poco se puede hacer. No obstante, el SCE aplica en sus políticas un "compromiso de inserción" mediante el que se exige al empleador un mínimo de seis meses, defiende el director de este departamento. En el caso del cheque-trabajo, el empresario recibe una subvención de 2.500 euros por una contratación superior a ese plazo, mientras que por una de carácter indefinido percibe 4.500.

Cuando se habla de empleo en el Archipiélago todas las miradas se dirigen al sector de la hostelería. La elevada incidencia de la temporalidad tiene aquí una doble cara: los convenios establecen que al menos un 60% de las plantillas deben ser fijas, pero en la proporción que no está sometida a esta obligación se multiplican los contratos temporales. Un 78,5% de los firmados este año son por días, y un 15,7%, por solo 24 horas. Otro 15,5% son contratos de entre dos y diez días.

Estos "microcontratos" se dan, sobre todo, en la actividad de bares y restaurantes, donde son frecuentes los "picos claros de uno o dos días, sobre todo en puentes festivos y fines de semana.

Aunque el comercio sigue a la hostelería en temporalidad -un 67,8% de las contrataciones de este año tienen esta naturaleza-, registra muchos menos contratos de un solo día -un 3,27%-, que, sin embargo, son muy habituales en la industria -13,8%- y el sector "resto de servicios" -13,1%-, en tanto que proliferan mucho menos en la agricultura y la construcción.