"Cuando no esperaba llegar al fútbol profesional, aparecieron ellos". Siempre quedará la duda de cómo habría sido la trayectoria deportiva de Raúl Agné si no se hubiera cruzado en su camino el Real Zaragoza, pero el técnico del Tenerife está convencido de que el que será su próximo rival marcó en su carrera un antes y un después.

Y es que Agné formó parte de la entidad de La Romareda un par de temporadas. En ese período fue local en ese estadio. No llegó a competir nunca con el equipo profesional, pero sí creció en el filial, el Club Deportivo Aragón, en las campañas 1990/1991 y 1991/1992, siempre en Segunda División B.

A aquel defensa que también se podía desenvolver en el centro del campo le plantearon la oportunidad de unirse al representativo de su provincia cuando jugaba, sin grandes pretensiones, en el equipo de su localidad, el Mequinenza. "Soy un chico de provincias, de un pueblo muy pequeño. Y cuando no esperaba alcanzar el fútbol profesional, llegaron ellos", cuenta Agné al repasar un episodio que vivió con 20 años de edad y que fue crucial en su recorrido como futbolista. "Estaba en un campo de tierra, de aquellos de antes, en medio de Los Monegros, y vino un señor a buscarme. Allí empecé a entender lo que es el fútbol profesional. Me educaron en el sentido deportivo. Es el club que me dio mi oportunidad y soy una persona agradecida. Sin ese momento, no estaría ahora entrenando al Tenerife".

De esta manera, Raúl se incorporó a una plantilla que, como la de casi todos los filiales, reunió a varios jugadores que acabaron dando el salto a la Primera División. No fue el caso de Agné, pero sí el de Jesús García Sanjuán, Francisco Sánchez Broto o Moisés García. Para comandar al grupo, el club apostó por un joven entrenador que también terminó triunfando y que estuvo al frente del Tenerife en el comienzo de la Liga 97/98, Víctor Fernández. El actual preparador blanquiazul no oculta que su primer técnico en el Aragón le dejó huella. "Me identifico bastante con él. Comparto muchas de sus ideas", reconoce al referirse a Fernández. La experiencia juntos no duró más de 23 jornadas, ya que Víctor fue elegido por los dirigentes del Real Zaragoza para sustituir al uruguayo Ildo Maneiro en el equipo de Primera División, en el que ya había sido asistente a las órdenes de Radomir Antic.

El lugar de Fernández fue cubierto por un técnico de la casa, Manolo Nieves, que dirigió a Agné a lo largo de la Liga 1991/92, en la que el filial cambió de nombre y pasó a llamarse Zaragoza B. En ese último ejercicio, la escuadra aragonesa finalizó la Liga en el undécimo lugar. En cambio, en la anterior estuvo cerca de disputar la fase de ascenso, pues cerró el curso en la quinta posición.

La vinculación de Raúl con el Zaragoza concluyó coincidiendo con el cierre de la temporada 91/92. Fue entonces cuando inició un largo camino en el fútbol catalán, con un paréntesis en el Binéfar entre 1998 y 2001. Antes militó en el Girona, donde terminó retirándose en 2003, y el Figueras, y después, en el Palamós (2001/2002).