Estupefactos españoles: Pasadas las elecciones catalanas, no sé todavía si autonómicas o plebiscitarias, porque de lo único que se sigue hablando es de independencia sí o no, he tenido que ir retrasando este trabajo por las sorpresivas actitudes de nuestros políticos con la permisividad de la Justicia. Pero quizá esta dilación nos venga bien como nexo de unión entre el esperpento de las catalanas y la incertidumbre de las generales del 20-D, cercanas a la Lotería de Navidad.

Parece mentira la ambigüedad de los emergentes, Podemos y Ciudadanos, que nada más tocar poder ya se giran a la izquierda o a la derecha con tal de coger silla. Porque resultan denigrantes las actuaciones de los nuevos alcaldes y alcaldesas que creen que la administración municipal se hace con pancartas e insultos en vez del consenso para la buena gestión. Y no hablo de pueblitos, sino de las majaderías que nos brindan a diario -y al mundo entero- los ediles de grandes ciudades como Cádiz, La Coruña, Zaragoza, Valencia, Barcelona y Madrid irritando a los ciudadanos que buscamos la convi-vencia.

Pero ya, imposible convivir cuando tribunales de justicia manipulan fechas his-tóricas para que auténticos chulos y corruptos resurjan cual Ave Fénix y como mártires puedan seguir en el poder. Yo, por mi parte, hasta aquí he aguantado.

Porque, miren ustedes: yo entiendo que algún ministro/a de Hacienda, de Cultura de Industria, etc., hagan alguna trampilla en su ramo, pero... que la Justicia española se ponga la venda para no ver y deje que la balanza se incline descaradamente a la izquierda es lo que nos lleva a los reinos de taifas. Ahora resulta que hacer cumplir la Ley es politizar la justicia, cuando está claro que es al revés; que son muchos los jueces y fiscales que están politizados. Por eso, sigo ambientándoles con esto otro:

1.- Imposible remontarme a los iniciales atisbos independentistas de muchos catalanes porque sería muy largo y porque tampoco soy un experto en la materia.

2.- Sí que me atrevo a recordarles dos actuaciones de hace pocos años. A) Cuando Zapatero dijo: "Los catalanes podrán decidir su futuro". B) Cuando por hacer un referéndum ilegal, Arturo Mas fue imputado por los delitos de desobediencia grave, malversación, prevaricación y usurpación de funciones y... no le pasó nada. Si a eso añadimos sus presuntas componendas con la familia Pujol (a la que tampoco le ha pasado nada) y que con extraños apoyos podría volver a ser el Honorable presidente de la Generalidad, está claro que tendremos que acordarnos del alcalde de Jerez.

3.- Está claro también que el máximo responsable de la situación actual es el actual presidente del Gobierno.

4.- Pero, sin remontarnos a épocas anteriores, hay que decir que culpables han sido también todos los presidentes de esta democracia, desde Suárez hasta Zapatero porque lo único que tenían que haber hecho es cumplir lo que ordena nuestra Constitución. La Carta Magna. Así de fácil, así de sencillo.

A este respecto, mi ironía de que en España el Tribunal Supremo es "semi/su-premo" o "sub/supremo" pues muchas veces le corrige el Constitucional.

Y como mi cabreo va en aumento y estoy rebosando el folio y medio les "encauso" para el próximo artículo. No sin antes decirles que, qué pena que un órgano tan denostado como el Tribunal Constitucional (TC), ahora con más poder y rapidez, no se rebele, coja al toro por los cuernos, se quite la venda, equilibre la balanza y se cargue de una vez a aquellos jueces y fiscales, diestros y siniestros, que se salten sencillamente la Ley. Y a los de centro también, claro.

Lo dicho: hasta el próximo... si la Justicia no lo impide.

*Coronel de Infantería retirado

Colaborador en prensa,

radio y televisión