Charo López revive el mito de "La Celestina". La actriz salmantina se "enclaustrará" mañana en el teatro Guimerá de la capital tinerfeña para dar vida al clásico de Fernando de Rojas. "En realidad se trata de una adaptación realizada por Álvaro Tato. Él resucita a un personaje que llega mal herido a un convento, pero que no muere sino que tres años después cuenta la historia que ella ha vivido", explica la intérprete salmantina sobre el proyecto desarrollado por el director Yayo Cáceres y el dramaturgo Álvaro Tato.

Oculta en un convento, Charo López encarna el camaleónico rol de una mujer alcahueta, hechicera y tejedora de burlas y engaños que decide romper su voto de silencio para contar los amoríos y tejemanejes entre Calixto y Melibea. "Es un texto contundente, de los que me gustan porque tienen una enorme carga interpretativa", confiesa la actriz antes de expresar las sensaciones que le produce el cara a cara con el público... "Antes de asumir este papel hice durante mucho tiempo Tengamos el sexo en paz, de Dario Fo. Esa obra la representé durante más de 12 años y al final se creó un vínculo bastante fuerte con el personaje que interpretaba. Con Ojos de agua me pasa algo parecido", revela López. A veces me olvido de que en la sala hay público. Allí no se oye un abanico, ni un móvil, que por otro lado siguen sonando en los teatros", critica en medio de su reflexión sobre el respeto que siente por las personas que acuden a una función. "El clima que se genera a lo largo de la representación es extraordinario. Nada, ni siquiera un papel o un estornudo, es capaz de romper la unión entre la protagonista y los espectadores", describe de un proyecto que viene envuelto con la música de Antonio Trapote y el diseño de iluminación de Miguel Ángel Camacho. Es una obra que tiene unos textos muy bien cocidos (el vestuario está desarrollado por Tatiana de Sarabia y la escenografía por Carolina González); una de esas piezas en las que el actor o actriz inevitablemente siempre se lo acaba pasando muy bien".

Charo López no oculta el buen encaje que siempre ha tenido con el público canario. "En general, la gente que ama el teatro me transmite todo su cariño, pero es verdad que hay audiencias que tienen algo especial", dice antes de hablar de las sensaciones que recibe cada vez que visita el Archipiélago o el País Vasco. "A priori muchos pueden pensar que vascos y canarios no tienen nada que ver, que la distancia que los separa es muy grande para encontrar puntos de encuentros que sí existen. Yo no voy a valorar quién es más afectuoso, pero sí destacaría una especie de radar para reaccionar cuando se da una situación cómica en la escena. En Ojos de agua hay algunos giros que van a provocar esa curiosidad... En Canarias me lo he pasado bien siempre y los compañeros que han tenido experiencias más o menos recientes en las Islas me cuentan que el teatro está igual de vivo que en Madrid, es decir, que hay ganas de ver producciones de calidad. Eso no falla. Cuando algo es bueno ya te has ganado el cielo y en este caso hay elementos de sobra para disfrutar con una puesta en escena que es arriesgada, novedosa y, sobre todo, respetuosa con el teatro", enumeró.

"Aparecer en un escenario continúa siendo un enorme privilegio que trato de disfrutar con pasión e intensidad; es uno de esos momentos cumbres que intentas estirar todo lo que puedes porque sabes que se trata de un instante muy especial", reconoce una artista que le concede una importancia relativa a los cambios tecnológicos. "Son positivos, pero el hecho de salir a la escena sigue siendo tan mágico como hace 25 años", concluye.

Función: 17 de octubre.

Lugar: Teatro Guimerá.

Hora: 20:30.

Charo López

Actriz / Protagonista de "Ojos de Agua"