Una cosa es predicar y otra dar trigo. Estábamos acostumbrados, desgraciadamente, a que las palabras no se correspondieran con las obras. Y parece que las cosas están cambiando. Canarias está pidiendo a Madrid que tenga en cuenta la especial situación en la que estamos los dos millones y pico de ciudadanos que sobrevivimos en las Islas. Padecemos elevados sobrecostos en el transporte y las comunicaciones, en la energía, en la cesta básica de la compra y en general en todos los ámbitos de nuestra vida. La crisis ha agravado la situación de miles de familias que se han enfrentado a la terrible realidad de una pobreza sobrevenida y eso ha coincidido con una época de recortes y austeridad pública de los gastos del Estado que ha obligado a las administraciones canarias, al Gobierno, a los Cabildos y a los ayuntamientos, a dar un paso al frente para atender a nuestra gente.

En un nuevo escenario, donde aún permanecen los terribles efectos de la crisis, uno de los mejores gestos que ha tenido Madrid con Canarias es cederle los 160 millones que se recaudan cada año -más o menos- por el Impuesto sobre el Tráfico de Empresas, que antes se entregaban a la Hacienda del Estado y ahora se quedarán en los presupuestos canarios. Y es importante anotar que lo que pide el Gobierno de Canarias a la Administración central es justo lo que practica con los Cabildos insulares canarios.

Esos millones se van a repartir entre las islas con un criterio que favorece claramente a las islas no capitalinas. Y pese a que algún político haya mostrado cierto descontento, desde el Cabildo de Tenerife nos apuntamos a la solidaridad con los que padecen condiciones de vida menos favorables. Eso es, justamente, predicar y dar trigo. Es cierto que en Tenerife y en Gran Canaria vive más del ochenta por ciento de la población de las Islas, pero el criterio poblacional puro debe ser matizado con el reconocimiento de que esos miles de canarios que padecen una doble insularidad deben ser tenidos en cuenta.

Esa es justamente la bandera que debemos levantar frente a quienes a veces desconocen que el Estado español tiene un territorio fragmentado y lejano situado a mil quinientos kilómetros de las costas de la Península. En algunas ocasiones me he referido al Gobierno peninsular, cuando hablaba del Gobierno de España. Porque a veces parece que para quienes viven en Madrid nuestro país empieza en Los Pirineos y termina en Cádiz. La igualdad consiste en tratar desigualmente a los desiguales y en no pocas ocasiones -por no decir que últimamente ha sido casi siempre- a los canarios se les ha maltratado con políticas ajenas al hecho insular. Sin ir más lejos, nuestra financiación aún hoy sigue siendo inferior a la media del Estado y nuestra red de carreteras -el único sistema de transporte interior en las Islas- ha sido abandonada a su suerte.

La causa de que se hayan empeorado las condiciones del trato a Canarias es que hemos perdido fuerza en nuestra voz en Madrid. Necesitamos diputados y senadores que sean capaces de enarbolar las esperanzas de los canarios y de luchar por ellas con todas sus fuerzas. Es verdad que los parlamentarios del PP y del PSOE son tan canarios como el que más. No vean en lo que digo ningún tipo de desprecio. Pero también es verdad que están insertos dentro de la disciplina de sus grandes partidos. Piensen ustedes en alguna rebeldía a favor de las Islas o algún enfrentamiento con el aparato central del partido protagonizada por un "grupo canario" de parlamentarios socialistas o populares en Madrid. No la encontrarán. Y es normal que sea así. Los partidos estatales tienen tendencia a la centralidad. Pero las Islas necesitan como agua de Mayo a diputados y senadores capaces de hablar por y para Canarias. Capaces de defender con la fuerza de sus votos las demandas de los dos millones de ciudadanos españoles que están tan lejanos y a veces tan olvidados. Y capaces de partirse la cara por las políticas de solidaridad que compensen la lejanía y la ultraperiferia de este Archipiélago.

Vienen años en donde la salida de la crisis coincidirá con el debate de un nuevo sistema de financiación e incluso de un nuevo modelo de Estado. Nunca, como ahora, será más importante tener una fuerza independiente en Madrid y estar más unidos que nunca en Canarias.

*Presidente del Cabildo de Tenerife