"Se ha calumniado a la mosca, suponiéndola más tonta que la abeja". Así comienza un interesante libro que leí hace unos días de Belén Varela. Ya el título, "La rebelión de las moscas", que a priori te desconcierta, te sitúa en el contexto de lo que quiere contar. No sé si Belén sabe o no algo del mundo biológico de moscas y abejas, o algo más de lo que expresa, pero esto es irrelevante para lo que quiere transmitir porque ella se concentra en una actitud de moscas y abejas que descubrió mientras leía a Unamuno. Al mismo tiempo me lo ha descubierto a mí también.

Belén es una abogada especializada en la dirección de personas. Ha sido directiva en empresas multinacionales del sector de los servicios, la alimentación y la automoción en España y en Portugal. Y defiende la idea de que se deben crear nuevos estilos, nuevas culturas y nuevas técnicas de gestión en las empresas. Ella habla de sistemas dirigidos a identificar fortalezas y contribuir al desarrollo personal y profesional de las personas que integran las organizaciones. De esto trata su libro. Dedicó años a estudiar el comportamiento humano en el entorno del trabajo y a explorar los talentos individuales y en los equipos laborales. Ha sostenido toda su investigación en teorías científicas del ámbito de la psicología positiva y, lo que me parece más interesante, en sus propias vivencias. De lo uno y lo otro surgió este trabajo que denominó con esa, para mí, inaudita referencia a moscas rebeldes o moscas que se rebelan.

Una de esas coincidencias que trae la vida hizo que Unamuno le brindara un símil muy oportuno para lo que significaba su libro y lo que en él quería expresar sobre las organizaciones. Mientras lo gestaba e iba hilvanando ideas y experiencia, la autora cuenta que leía una biografía del escritor. Y ahí fue donde se tropezó con esta sorprendente teoría sobre abejas y moscas.

Cuenta Miguel de Unamuno que hemos calumniado a la mosca porque la hemos creído más tonta que la abeja. Citando a otro autor, dice que "si se meten en una botella con el fondo hacia la luz y la boca abierta en sentido opuesto, las abejas, buscando la luz siempre, no hacen sino agitarse contra el cristal del fondo, sin poder convencerse de que hay un obstáculo invisible". Mientras que "las atolondradas moscas -explica- revoloteando de una a otra parte, encuentran la salida cuando menos lo esperan". Según Unamuno esto quiere decir que "la abeja es más lógica, es decir, más estúpida que la mosca". Y más adelante concluye: "La imbécil de la abeja se está rasca que te rasca contra el cristal y hacia la luz, sin convencerse. Mientras que la alegre mosca, convencida desde luego de que ha caído en una prisión, o más bien convencida de que es prisión todo o que nada lo es, la explora por todas partes. Se pasea para divertirse, sin importarle volar de trasero a la luz, y así por volver a la luz el trasero logra, jugando, la libertad".

Este es el texto al que Belén se refiere y que recoge al principio de su libro (luego lo he buscado y Unamuno lo publicó en "Recuerdos de niñez y de mocedad"). El caso es que la metáfora le sirve a esta experta en recursos humanos con ganas de innovar para expresar su idea clave: lo que nos va a sacar de la botella no es hacer las cosas como siempre se han hecho. La salida puede estar en el lugar más insospechado siempre que nos atrevamos a buscar cosas diferentes, sin prejuicios, a explorar la botella.

@rociocelisr

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