La epidemia de sida en Rusia, espoleada por los elevados niveles de drogadicción, puede quedar "fuera de control" en 2020 si no se asignan más medios para la lucha contra la enfermedad, advirtió hoy la ministra de Salud rusa, Veronika Skvortsova.

En una reunión de la comisión gubernamental de sanidad, la responsable señaló que el número de seropositivos en el país puede incrementarse en un 250 por ciento para ese año, de mantenerse el actual porcentaje de personas que reciben tratamiento.

"El actual nivel de financiación permite proporcionar tratamiento antirretroviral a unas 200.000 personas seropositivas, lo que supone una cobertura del 23 por ciento en 2015", afirmó la ministra, citada por medios locales.

Agregó que "aún en caso de reducirse el precio de los medicamentos se podría alcanzar un porcentaje máximo de personas que reciben tratamiento del 25 al 30 por ciento".

"En esa situación, tendremos un escenario de epidemia generalizada de VIH y sida, en el que el número de personas infectadas se incrementará un 250 por ciento en 2020", subrayó la ministra.

Por ello, anunció que para el año próximo se incrementará en 330 millones de dólares la financiación para la lucha contra el sida.

En Rusia hay actualmente cerca de un millón de personas con VIH y el número sigue creciendo.

Solo el año pasado, 90.000 ciudadanos rusos contrajeron el virus, 30 veces más que los que se infectaron en Alemania (3.000), el país con la tasa más baja de infección de Europa, una diferencia que no se corresponde con la diferencia de población.

La principal causa de que siga aumentando el sida en Rusia -mientras la epidemia se reduce en todo el mundo- es la existencia de 1,5 millones de heroinómanos por vía intravenosa, señaló en la misma reunión el director del Servicio Federal para el Control de Narcóticos, Víktor Ivanov.

"Hay 1,5 millones de heroinómanos que se inyectan entre dos y ocho veces al día. De este modo, cada año se realizan más de 2.000 millones de inyecciones de heroína", añadió.

Según Ivanov, los datos de que dispone "confirman que una de las causas de la expansión del virus VIH son los pinchazos de heroína afgana. Prácticamente todas las personas a las que se les detecta el virus son drogodependientes por vía intravenosa o personas que han mantenido relaciones sexuales con drogadictos".

Uno de los problemas para frenar los contagios es que "estos drogodependientes no acuden a buscar tratamiento, antes al contrario, evitan cualquier contacto con instituciones sanitarias y huyen de las fuerzas de seguridad", señaló.

"Todo un ejército de drogodependientes, que se desplazan libremente entre la sociedad, están sembrando y propagando enfermedades infecciones, como hepatitis de todos los tipos y sida", dijo.

Recientemente, el director de la agencia federal para el sida, Vadim Pokrovski, calificó la situación con esta enfermedad como "catástrofe nacional".

En una entrevista, Pokrovski advirtió de que Rusia debía dedicar diez veces más fondos para prevenir nuevas infecciones.

Pero también se refirió a la necesidad de un cambio de mentalidad en el país para afrontar el problema, dado que tanto las autoridades como la poderosa Iglesia Ortodoxa impulsan políticas conservadoras en materia de educación sexual.

"Los últimos cinco años de enfoque conservador condujeron a la duplicación de los casos de infección de VIH", señaló Pokrovski, en referencia a hechos como el predicamento religioso de que se debe promover la fidelidad y no repartir preservativos.

También denunció que en Rusia está prohibida la metadona para el tratamiento médico de drogadictos.

Los expertos ven asimismo en la homofobia una barrera a la prevención del sida, ya que muchos homosexuales no se hacen la prueba de detección por miedo a ser estigmatizados.