Las garantías de encontrar empleo no existen, y menos aún durante una crisis, pero hay recursos que facilitan el proceso. El Gobierno de Canarias puso en marcha el año pasado el cheque trabajo, un documento mediante el que la Administración subvenciona con 2.500 o 4.500 euros a las empresas que contraten durante al menos seis meses a parados que previamente hayan pasado por un itinerario de orientación.

Algunos de los portadores de este talón para la empleabilidad pueden dar fe de su utilidad. Otros, sin embargo, todavía esperan por la deseada incorporación al mercado. A escasos días de que finalice el plazo en que los contratos deben ser formalizados -el 31 de octubre-, algunos beneficiarios del cheque esperan que alguna empresa termine de convencerse de los beneficios que supone para ellas esta iniciativa.

Gustavo Rodríguez llevaba en paro desde 2013. El año pasado ya obtuvo el cheque, pero no consiguió trabajo. Esta vez le ha ido mejor: desarrolla un proyecto en Bejeque, una consultoría ambiental. Ha encontrado una ocupación y, además, en su especialidad, por lo que no es extraño que considere que el cheque trabajo sea "una herramienta muy beneficiosa para empresas y trabajadores", aunque también cree que necesita perfeccionarse.

A su juicio, una mayor información dirigida a las empresas permitiría que las posibilidades de contratación se incrementen. Esa labor de difusión también debería dirigirse, apunta, a las asesorías laborales. Una ampliación de los plazos también ayudaría. "A lo mejor habría que hacerlo desde principios de año".

Los responsables de Bejeque ya conocían a Rodríguez por referencias y sabían que era la persona adecuada para el proyecto. Saber que estaba en posesión del cheque trabajo terminó de decidirles. "De hecho, el proyecto inicialmente era de cuatro meses, pero con el cheque lo ampliamos a seis", dice Romina Martín, una de las socias de la empresa.

Ángel Cedrés, administrativo, es otro de los beneficiarios que está trabajando. Desde 2010 solo lo había hecho con contratos muy breves o convenios con ayuntamientos. Tras un intento fallido de acceder al cheque trabajo en 2014, este año estuvo atento -con alerta en Google incluida- y su previsión tuvo premio. Ya está empleado en una asesoría, por lo que no duda en referirse a esta herramienta como "una buena iniciativa", aunque también hace sugerencias para mejorar su funcionamiento.

La falta de información también constituye su principal queja. "Las empresas ya tienen bastante trabajo, y tú vas con un papel que pone cheque trabajo y que no saben muy bien qué es". Piensa, además, que a la hora de la adjudicación debería tenerse en cuenta la formación de los aspirantes.

Jennifer tiene el cheque pero no ha encontrado aún una empresa que la contrate. A su juicio, los obstáculos son de diferente índole. El primero es el "desconocimiento" de este instrumento entre los empleadores. "La ayuda no cubre la totalidad de lo que a la empresa le cuesta un trabajador; y si no tienes dinero, no puedes contratar", añade. Cree, asimismo, que es "imprescindible" una base de dato de empresas aptas para participar y dispuestas a hacerlo.

"Cada vez será más conocido"

El director del Servicio Canario de Empleo, Alejandro Martín, describe el cheque trabajo como "una figura novedosa y valiente". Esa novedad es la que explica, en su opinión, que aún exista desconocimiento entre las empresas que podrían beneficiarse de él. Martín está convencido de que el cheque "cada vez será más conocido y se utilizará mejor". Las ventajas que aporta este iniciativa a los empleadores están ligadas al tiempo de contratación: los de al menos seis meses reciben una bonificación de 2.500 euros, mientras que los indefinidos tienen una subvención de 4.500. El director del SCE defiende que, a diferencia de otros estímulos al empleo, el cheque está "ligado directamente a los resultados" y supone un "premio" para el desempleado que hace el "esfuerzo" de realizar el itinerario de orientación.