El Ayuntamiento de La Laguna está negociando con diferentes entidades el uso, gestión y acondicionamiento del edificio de la Mesa Mota, una infraestructura que lleva años deteriorándose a pesar del coste económico que supuso para las arcas de la corporación (3 millones de euros). En este sentido, el traspaso de la gestión y uso del edificio, según fuentes internas de la propia administración, se ha convertido en una "cuestión de estado" para evitar un mayor deterioro de las instalaciones.

Así lo confirmó ayer el alcalde José Alberto Díaz, que está llevando directamente las negociaciones sobre el inmueble que se encuentra al lado del área recreativa que lleva el mismo nombre. Descarta de esta manera "la posibilidad de tirarlo abajo", en clara referencia a la apuesta hecha pública por el portavoz socialista y compañero del equipo de Gobierno, Javier Abreu.

"Estamos negociando con diferentes entidades con proyectos que se están analizando. De momento no me puedo comprometer públicamente a desvelar el tipo de actividad que cada uno de los pretendientes quiere realizar en estas instalaciones", señaló, para asegurar que "no se trata de un cuento chino, sino unas posibilidades reales de que esto salga adelante. Y además, en no mucho tiempo, relativamente hablando", dijo.

No quiso desvelar detalles de las operaciones que se están realizando "para evitar cualquier tipo problema", pero aseguró que el edificio podría albergar "un centro con una actividad relevante a nivel de Canarias y que sería muy importante para nuestro municipio". A pesar de todo desveló que una fundación internacional de cocina estuvo a punto de asumir la gestión del edificio, pero finalmente no cuajó por la crisis.

José Alberto Díaz apuntó que este asunto se debe llevar con la máxima cautela y que la solución para la Mesa Mota "pasa por buscarle una actividad que pase por un acondicionamiento y un arreglo progresivo del inmueble. Tiene que ser un centro de referencia para La Laguna, tardemos poco o mucho en lograrlo".

"¿El estado de la Mesa Mota? Lo primero que hay que hacer es denunciar el vandalismo y la falta de civismo de ciudadanos que están atentando contra un bien público. Si la gestión es buena o mala se puede evaluar, pero lo primero que hay que hacer es luchar contra el incivismo", dijo.

Sobre la posibilidad de desafectar el edificio y tirarlo fue firme y señaló que "en ningún caso se prevé tirarlo. Tiene novios y novias interesadas en hacer proyectos y hay posibilidades de que alguno surja. No tener nada no permite ningún tipo de posibilidad de que se desarrolle alguna actividad en esa atalaya. Lo importante es que tocan la puerta y hay que abrirla para luego dejar pasar si se dan las condiciones".

En cuanto a esa gestión, "lo que estamos planteando es un elemento de compensación, esto es, el arreglo con el tema del canon del uso y la gestión. Lo que tienes que pagar lo inviertes y lo arreglas para la actividad que vayas a realizar".

"Espero que en un par de meses tengamos una noticia positiva con respecto a este tema con un interesado o con otro. Que hayan varias opciones es positivo", dijo para concluir.