En una sesión que comenzó con un minuto de silencio en repulsa por el último asesinato de violencia de género, que acabó con la vida de Iris Francés en Los Majuelos, el pleno de ayer no estaba para muchas bromas. De hecho, hubo varias alusiones y lamentos por esa nueva prueba de que esta lacra, lejos de decrecer, se agrava, sobre todo durante las intervenciones vespertinas sobre la situación de la juventud en Canarias. No obstante, siempre caben las ocurrencias y, por supuesto sin ninguna relación, el diputado del PP Emilio Romero volvió a explotar su contundencia verbal, su evidente seguridad en sus planteamientos y, esta vez, lo fácil que se lo han puesto para martillear las pretensiones del consejero de Justicia y Presidencia, el socialista Aarón Afonso, sobre transparencia. Y el verbo martillear no es gratuito.

Tras recordar lo dicho sobre transparencia en la gestión, Moreno recalcó que ya han pasado los 100 primeros días que se suelen dar de margen antes de intensificar la crítica y que, sin embargo, la web regional de transparencia deriva a una imagen muy impactante de un martillo a punto de darle sentido a su supuesta razón de ser: golpear; y hacerlo duro, por cierto. El diputado reforzó su intervención con fotocopias a color de dicha herramienta en formato A4, ilustración que el área de prensa del PP difundió entre los medios.

Moreno aprovechó la coyuntura para criticar a Afonso por no haber desarrollado la ley de transparencia de diciembre de 2014. El consejero se defendió aludiendo a la web existente desde julio de 2014, pero admitió que se está adaptando ese sitio y tampoco pudo evitar cierta sonrisa de sorpresa o resignación al ver la imagen del martillo. Moreno le fue al cuello y censuró que, tras más de 3 meses, no se pueda acceder a ningún dato sobre los currículos de los altos cargos del gobierno, sobre asesores y personal eventual, sobre partidas otorgadas a entes públicos y privados y otras cuestiones.

Implacable y con su potente e inconfundible voz, el representante conservador se alegró de que el Gobierno diga que trabaja en esto, pero se preguntó cuánto tiempo ha de pasar para cumplir la ley y para que en la web no aparezca un mensaje que diga que el enlace no está operativo bajo la amenaza visual de un martillo detrás.

Afonso reiteró luego que trabajan en ello y, eso sí, con sorna afirmó que el PP debe conocer que, para estos avances, "no hay fechas concretas, pues gobiernan en otras administraciones", en una alusión velada a la mucha transparencia que, para el PSOE, se ha perdido en gobiernos como el estatal.

Por lo demás, la sesión volvió a evidenciar que, con permiso de Moreno, las voces más potentes, las que más podrían aspirar a un concurso de tenores, son, sin duda, las de Román y José M. Pitti. Por supuesto, no por hablar más alto y claro se tiene más razón, pero las intervenciones de estas señorías despiertan a más de uno en sus asientos (periodistas incluidos).

En contraste, y aunque le censuren con dureza, Clavijo mantiene su tono de siempre (como edil, alcalde y ahora de presidente), si bien empieza a repetir con asiduidad sus órdagos a los más críticos, como Román, a que dejen pasar el tiempo con ciertos asuntos y comprueben si se ha dejado camelar tanto por el PP o si, en realidad, tiene su propio camino claro.

El resto del pleno resultó mucho más anodino que otros precedentes (que tampoco fueron especialmente ácidos o duros), principalmente por la tarde, ya con menos diputados y consejeros. Eso sí, chocó que Rosa Dávila perdiera varias veces el hilo de su intervención inicial sobre el ITE, con algunos segundos casi preocupantes. En contraste, Noemí Santana (Podemos) acabó casi cantando a lo Taburiente a una Canarias como único pueblo sin aislar a Gran Canaria por el ITE. Ruano (CC) se lo afeó por "pleitista" y Román aprovechó este debate para alardear de que sabe "tanto" que, de seguir el PP en el Gobierno estatal, quien no estará será Montoro. Al acabar criticándole a Dávila su "pleitismo" y que le hagan el juego al PP, Navarro regaló otro momento de éxtasis al decirle en alto "mi niño", con carcajadas generalizadas.

Mientras, muchos siguieron durante horas probando sus cualidades con el tecleado de móviles, si bien unos con más destreza que otros: desde la ultraágil vicepresidenta, Patricia Hernández, a la asidua Belén Allende o el más lento Juan Manuel García Ramos, si bien en el PP se prodigan mucho más con las tabletas.

A Patricia, por cierto, se le desabrochó en un momento de la tarde la parte superior de su vestido (a su espalda), tal y como le apuntó la diputada de CC Elena Luis. La vicepresidenta lo solucionó con solvencia y sin ninguna preocupación (de hecho, estaba de espaldas a la oposición y de pie), como que tenía claro que aquello no se iba a caer y no le crearía una situación mucho más incómoda: seguridad textil, vaya.

A medida que anochecía por ese adelanto horario cada vez más criticado por perjudicar, por ejemplo, al turismo, los móviles echaban más humo. Quizás por eso vino muy bien que Afonso anunciase una aplicación para que los jóvenes que han emigrado para trabajar sepan, al menos, qué ofertas surgen aquí por si prefieren regresar. Eso sí, y atendiendo al martillo con el que el PP le castigó al mediodía por la parálisis en transparencia, conviene que ese mecanismo no diga nunca "enlace no operativo". Más le vale o, de lo contrario, quizás se lleve algún martillazo más.