No es habitual que en algún comentario periodístico se resalte el trabajo de un grupo político, aunque reconocer la gestión que los demás realizan por el bien común resulta edificante para todos. La inercia, entre los que nos dedicamos a ejercer una crítica sobre hechos tangibles (los periodistas debemos estar ojo avizor frente al poder), gira en torno a olvidar el elogio merecido hacia personas que se han comprometido a realizar gestiones públicas, y las han ejecutado, para caer en el pozo de las apreciaciones absolutamente subjetivas, a pesar de que, como decimos, algunos trabajos (no todos, porque es imposible) han concluido satisfactoriamente. Pero, como habrán deducido nuestros pacientes lectores, no se trata de entrar en el mundo de las adulaciones, protagonistas en diferentes medios (más aún de aquí al 20 de diciembre), sino en el del sincero elogio a una labor.

¿Quién creía hace un año que la escollera de San Andrés iba a surgir en estos meses? Ningún chicharrero ni, por supuesto, ningún vecino del barrio costero creyó al alcalde Bermúdez cuando se atrevió a subsanar la perentoria construcción de este dique semisumergido de trescientos y pico metros con el fin de proporcionar a aquella población una protección eficaz y definitiva ante los numerosos embates que ponían en peligro las vidas, las viviendas y los negocios. ¿Por qué ha tenido que ser este primer regidor el que se haya comprometido a construir la escollera, a punto de finalizarse? La pasada semana ya aguantó con éxito las primeras irrupciones de la mar. ¿Por qué en la etapa oscura anterior de la Casa de los Dragos ni siquiera se tocó este espinoso asunto, asunto que lleva en las gavetas más de cincuenta años? La respuesta la tiene la Justicia (en enero comienza la vista sobre Las Teresitas). Los aduladores no han hecho otra cosa que sembrar el mal tapando al mal. Es la diferencia del elogio natural que aquí comentamos y que el alcalde ha recibido desde todo "El Chicharro" y, más concretamente, desde la población costera.

Este diligente equipo municipal enmendó el extraño negocio que se venía practicando en el Parque Marítimo desde 1995 (piscinas, bares y cuchipandas para ciertos concejales), sin que desde ningún despacho consistorial surgiera la más mínima preocupación por lo que allí ocurría. Lo que allí ocurría era el desarrollo de una serie de fiestas denunciadas por los vecinos de Cabo Llanos y que en el ayuntamiento sólo catalogaron de "molestas". Por supuesto, no se actuó de ninguna de las maneras. Hasta que, ante este panorama reprobable, el actual equipo municipal decidió preguntarse ¿qué demonios pasaba en la obra de César Manrique? Con una simple indagación salieron a la luz un montón de negocios amparados por las licencias de las piscinas, cuando la realidad aquello se convertía en un campo de batalla de música y alcohol en todas las instalaciones. Y el ayuntamiento sin recibir un duro. Después de la investigación de este año, se reactivó económicamente la zona creando puestos de trabajo y garantizando su condición pública.

El futuro del Palacio de Carta ha sido motivo de preocupación, observando el deterioro que aumentaba diariamente, debido a las desidias de los ilustres ineptos que han ocupado las distintas instituciones. El Gobierno de Canarias ha cedido ahora al Ayuntamiento capitalino la gestión de este primer Bien de Interés Cultural, situado en la plaza de La Candelaria. Tras las pertinentes obras de mantenimiento y rehabilitación, se abrirá al público a principios del próximo año. Según el alcalde Bermúdez, el Palacio se convertirá en el primer museo que contará la historia de Santa Cruz, así como en centro de visitantes.

Otro acto que se llevará a término, antes de que finalice el presente año, consiste en la dedicatoria de una de las calles de Cabo Llanos al que fuera primer presidente de la Junta de Canarias, Alfonso Soriano Benítez de Lugo, quien, además, fuera concejal de Patrimonio Histórico de Santa Cruz de Tenerife tras atravesar una incómoda etapa personal debida a la apatía intelectual instaurada en la Casa de los Dragos, que lo rodeó y lo llevó a tomar una decisión irrevocable pronunciando la interjección: "Adiós". Parece que el actual equipo de gobierno ha reconocido este error desatinado y quiere enmendarlo.

Finalizamos con unas líneas crematísticas que conciernen a este ayuntamiento. Se han invertido 19 millones de euros en reparar los destrozos del temporal de 2014. Entre muchos puntos negros, la avenida de Venezuela y el barranco de El Cercado. Hemos querido plasmar unas pocas gestiones que algunos realizan pensando en la ciudad. La prepotencia, el mamotreto y el catastro lo dejamos para otro día.