Reparto. Como buenos hermanos. El interés político reside en poder aprovechar el regalo inesperado para un plan de choque contra el paro en todas las Islas, para vender que esos 160 millones del ITE se destinan a un fin concreto, a paliar un problema que preocupa. Así lo expuso la consejera de Hacienda, Rosa Dávila, que atiende a la voluntad de su jefe para que se vea como algo extraordinario, que ese 2% no se diluya entre los 7.000 millones que gastará el Gobierno de Canarias el año próximo. Y me parece bien, escribir un verso con esa gota de tinta... Acabar en dos años con los atascos en Tenerife, que dicen que cerrar el Anillo cuesta 300 millones, o repartirlo según la triple paridad o el número de parados o el número de Avogadro.

La parte. Ningún otro 2% trajo tanta dicha, tanta que el propio Montoro se digna a traer la buena nueva, rey mago anticipado. Quiero entender la estrategia de Fernando Clavijo: venga usted aquí, señor ministro, convoque a los medios, aclare cómo va a formalizar el donativo y de paso explique por qué cada irreductible cántabro recibe 1.000 euros más del presupuesto público para sanidad que un aplatanado canario de la colonia. Y disculpe el tono pero es que las comparaciones son odiosas, sobre todo si tú eres el más feo o el maltratado sin razón aparente. "Estuvo hábil Revilla con las albarcas y el queso de tetilla para La Moncloa", contestará ufano don Cristóbal.

El todo. Cuando le sumamos el 98% restante. Debatir "el todo" igual que se debate "la parte" confieso que me interesa más. Por ver si al final se desvela la fórmula polinómica y los coeficientes de ponderación que permiten encajar islas mayores y menores, intereses de parte, pleitos y abandonos históricos. No nos engañemos, la gestión presupuestaria no admite matemáticas, solo política. No nos engañemos, insisto, ninguna lógica numérica recomendaría dedicar los millones invertidos en el túnel de Valverde a La Frontera, en El Hierro, ni en la autovía de Arguineguín a Mogán, en Gran Canaria, ni en el viaducto de Los Tilos, en La Palma, por poner un par de ejemplos paradigmáticos. Emplear la sinécdoque, tratar de expresar la parte por el todo, es un ejercicio de retórica de alto nivel que añade picante a la opinión pública pero que no contribuye a la necesaria transparencia de la que andamos tan escasos.

Moratoria. Se acabó. Ahora el Tribunal Constitucional sentencia que cualquier empresario debe poder elegir el tipo de establecimiento hotelero en el que enterrar sus ahorros. Pues muy bien. Mis asiduos compartirán esta sensación del "te lo dije" después de no sé cuántas referencias en esta columna a la necesaria aplicación del principio básico de la competencia. Será imposible calcular el impacto negativo que esta parida legislativa -permítame ahora este exceso con el respaldo del altísimo tribunal- ha supuesto para la economía de las Islas y el empleo, enorme, sin duda. Tampoco están ya los responsables políticos de la recién desvelada tropelía a quienes exigir explicaciones. Eso tiene legislar para el lobby, que cuando se destapa el engaño, los ciudadanos ya nos podemos dar por eso que usted está pensando.

Carlos Alonso. Acepta el reto de CC y se presenta a las elecciones generales; bien sabe dónde se reparte el bacalao. Admirable el ímpetu en su declaración de motivos, dicho sin ánimo adulador. Quizás se excede en tinerfeñismo y le falte visión Canarias, porque ahora, después de tantos años de generosidad archipielágica, quien actúe para el conjunto está obligado a resolver el grave retraso de Tenerife. Loable cruzada.

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