Al final, pese a las expectativas generadas por la falta de información, por un lado, y la desinformación, por el otro, el accidente del helicóptero Superpuma del Ejército del Aire, caído al Atlántico el pasado 22 de octubre, ha tenido como resultado el fallecimiento de sus tres ocupantes. Un trágico desenlace que deja abiertas muchas incógnitas, que ahora corresponde despejar al Ministerio de Defensa. No es momento de hurgar en la herida que genera la pérdida de tres vidas, pero tampoco de tragar con ruedas de molino. El Gobierno de Mariano Rajoy deberá dar cuenta de los motivos del accidente -incluido el estado de las aeronaves que operan en las Islas- y de todo lo acontecido hasta dar con los cuerpos de los tres militares dentro de la cabina del aparato. Las explicaciones vertidas durante las primeras horas generaron todo tipo de conjeturas, hasta la de que podían haber sido secuestrados. La mejor forma de evitar sospechas infundadas es que se informe claramente de todo lo ocurrido y que cada cual asuma las responsabilidades que le correspondan. Demorar en el tiempo las explicaciones o restar importancia a lo sucedido no tiene ningún sentido. Es más, se faltaría al respeto de las familias de las víctimas, en primer lugar, y, por supuesto, a los canarios, que han visto cómo tres personas que un día decidieron dedicarse a servir a los demás han perdido la vida mientras estaban destinados en las Islas. A ello habría que añadir que se echaría por tierra el trabajo desarrollado a lo largo de esta semana, por parte de un buen número de efectivos, para recuperar los cadáveres.

También conviene aclarar qué pasó el lunes en el barranco del Infierno y cuáles fueron las causas del desprendimiento de varias piedras que golpearon a una ciudadana alemana y segaron su vida. Igual que en el caso del accidente del helicóptero, enseguida se dispararon las cábalas. Si es mala la precipitación, como quedó demostrado con la aeronave, peor es la ocultación. Más teniendo en cuenta que se trata de uno de los parajes más atractivos y visitados de Tenerife, cuya seguridad no puede ser puesta en duda. Tanto el Ayuntamiento de Adeje, en primera instancia, como el Cabildo de Tenerife, en segunda, deben despejar todas las dudas acerca de lo ocurrido.

Los Presupuestos de la Comunidad autónoma canaria de 2016, presentados esta semana por el Gobierno, generan cierto grado de optimismo, pues después de un largo periodo de recortes vuelven a ser expansivos. Habrá que estar atentos al debate que ahora se inicia en el Parlamento, para examinar su contenido y si realmente se van a ir borrando del panorama esas cifras escalofriantes de paro, pobreza y marginalidad a las que ha estado abonado el Archipiélago tantos años.

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