En el fondo hay que concluir que Servando Rocha (Santa Cruz de La Palma, 1974) es cuanto menos diferente. Está considerado un especialista de los movimientos de vanguardia y de la contracultura europea y americana. Ha publicado numerosos ensayos sobre corrientes artísticas del underground, como la Internacional situacionista o The Angry Brigade. En 1996 fundó el Colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera, que a partir de 2004 se dedicaría a la labor editorial.

El Gremio de Libreros de Madrid le otorgaba el Premio al Mejor Libro de No Ficción (Ensayo) del 2015 por su obra "El Ejército Negro. Un bestiario oculto de América" (La Felguera Editores, 2015), una obra que se lee como un sorprendente western o una novela de aventuras.

Y si bien con relación a la concesión de muchos premios siempre se ha deslizado la sospecha de que responden a intereses editoriales, "en este caso ha sido el Gremio de Libreros de Madrid quien me ha reconocido", explica Servando Rocha, que asegura sentirse "más que sorprendido, ciertamente maravillado por que haya sido este colectivo, algunos de cuyos miembros conozco personalmente, los que hayan valorado mi trabajo".

Es el octavo libro que publica y durante este tránsito ha ido ganando lectores, una comunidad de seguidores, y si bien no se integra en los círculos oficialistas, además de comprometerse en un pequeño proyecto editorial alternativo, considera que "las editoriales independientes tienen su espacio en estos momentos confusos, donde todo se ha polarizado".

Tras una década investigando vanguardias políticas y artísticas, el autor viajó hasta Oakland, California, para conocer personalmente a los Dragones de la Bahía del Este, el clan negro sobre ruedas más legendario y también más longevo de todos los tiempos, una Tribu del Trueno formada por outlaw bikers (motoristas forajidos) a bordo de espectaculares Harley-Davidson y que cuenta con un fascinante pasado: vivieron la época beatnik y el movimiento hippie en San Francisco, abrazaron el black power y se aliaron con los Panteras Negras, que soñaron con convertirlos en su particular guardia motorizada.

"Me planteé contactar con su representante, a pesar de que se trata de grupos muy herméticos, sociedades secretas y casi inaccesibles", y se ganó su confianza. Así conectó con un mundo desconocido y relegado.

Desde lo que denomina objetividad radical, "cuento el relato que me apetece; evidentemente es un ensayo y las fuentes están documentadas, pero no se trata de hacer historicismo, sino de mostrar una idea bellísima, la de un Salvaje Oeste con personajes negros que desde el discurso del western van a seguir siendo forajidos, que ahora han sustituido el caballo por la moto y mantienen de esta forma el mito de la rebeldía".

El ensayo está escrito con la idea de evocar imágenes, con voz en off y guiños a la ficción. "El lector se va a encontrar una realidad brutal, de violencia, pero con lugar para la belleza".

Y reconoce el creador, imbuido por lo anglosajón, que quizás ahora, "mi tarea pendiente no está en narrar lo que sucede fuera, sino fijarme en Canarias o España".

Esta obra arranca con una imagen poderosa y original: cowboys y forajidos como Nat Love o Isom Dart (ambos negros y, por tanto, abocados a una vida de constantes peligros) comparten fuego con miembros de bandas negras motorizadas, descubriéndonos su historia y el surgimiento del mito, tan genuinamente americano, del motorista como el exponente del último rebelde gracias a películas como "¡Salvaje!" o "Easy Rider" y series como "Sons of Anarchy".