El hombre que ha fallecido hoy en Logroño, víctima de varias heridas por arma blanca en el cuello, de 47 años, regresaba en su silla de ruedas de dejar en el colegio a la hija que su mujer tuvo con el presunto homicida, de 54, han relatado a Efe varios vecinos de la zona en la que se ha producido el suceso.

La tranquilidad de la céntrica calle María Teresa Gil de Gárate de Logroño se ha visto alterada hoy hacia las 9:20 horas, cuando han comenzado ha escucharse los gritos de una mujer que repetía, "Mi marido, lo han asesinado, lo han asesinado", ha explicado a los periodistas el camarero de un bar que está casi enfrente del portal donde se han producido los hechos.

Él mismo ha salido del establecimiento y ha visto a un hombre tendido en el suelo del portal número 7 de la calle y a dos policías que habían llegado rápidamente desde la calle más céntrica de la ciudad, la Gran Vía, a apenas cincuenta metros de distancia.

El camarero ha reconocido al hombre tendido en el suelo como "el chico de la silla de ruedas", al que veía a menudo pasar por delante de su establecimiento, "aunque casi nunca entraba".

De hecho, ha asegurado, casi todos los días lo veía pasar a la hora a la que hoy se han producido los hechos, "porque venía de dejar a la niña en el colegio", algo que, según han coincidido algunos vecinos, también había hecho hoy.

El fallecido vivía desde hace unos años en el cuarto izquierda de este portal, junto a su mujer, a un hijo y una hija adolescentes de ambos y a una niña de unos seis años que su esposa tuvo con el presunto homicida.

Porque hace años, la mujer pasó un periodo separada de su marido y, en ese tiempo, tuvo una hija con otro hombre, con el que compartía la custodia de la niña, ha explicado a Efe una compañera de trabajo de la esposa en una empresa de ayuda a domicilio.

La convivencia de la familia, han relatado los vecinos, era "normal" y "sí que había discusiones a veces, pero por temas normales de adolescentes", en alusión a los hijos.

El fallecido tenía problemas de diabetes, y eso había provocado que hace años le amputaran parte de los dos pies, por lo que salía a la calle ayudado por una silla de ruedas eléctrica, aunque en su casa "conseguía caminar por sí solo, con algunas dificultades", han añadido.

La calle María Teresa Gil de Gárate ha recuperado la normalidad hacia las 13:00 horas, un vez que se han marchado las patrullas policiales, la carpa de atención psicosocial montada por el SOS Rioja 112 y los servicios funerarios, que han traslado el cadáver al Instituto de Medicina Legal para efectuar la autopsia al fallecido.

El único vestigio que queda son las marcas hechas por la policía para identificar las huellas detectadas en el cristal del portal; además de los comentarios constantes de vecinos y curiosos.