Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela, un velero catalán. Y va el capitán pirado, cantando alegre en la popa, y de repente viene una ola y me lo tira al agua. Que es la imagen de lo que le pasó ayer al bravo Artur Mas cuyo impecable camino hacia la Presidencia ha sido bruscamente interrumpido.

Las Candidaturas de Unidad Popular no han votado a Mas como presidente. Porque un tipo con camiseta, pendientes y barba de revolucionario no le va a votar a un burgués con el pelo planchado e impecable terno azul, por mucho que por los dos viajen en el mismo barco de la independencia. Aunque eso sí, han dicho que siguen siendo de la tripulación, aunque no estén dispuestos a que el capitán salga elegido con sus votos.

La votación volverá a repetirse pero el bloqueo de los de la CUP no es eterno. Mas tendrá que optar por gobernar hacia la independencia con un Ejecutivo en minoría. Lo que ya es absolutamente surrealista. La matemática parlamentaria, que es muy jodedora, hace que el candidato actual de Junts pel Si no pueda salir elegido en minoría, porque tienen justo un voto menos que la oposición. Necesita los once apoyos de las CUP, que como son radicales de izquierda quieren una sociedad revolucionaria sin tipos relamidos como Mas.

En el bajel de la independencia no todo es paz y amor, como bien se ve. No es lo mismo que debajo de la barretina haya un maoísta a que exista un democristiano temeroso de Dios. No hay cosa que una más que un enemigo común. Pero la odiosa España no parece capaz de hacer que duerman en la misma cama política la simpática muchachada marxistaleninista de las CUP con los conservadores y moderados independentistas del tres por ciento y sus compañeros de viaje.

A Mas le están quitando la silla de la Presidencia de debajo del trasero. Pero no se hagan ilusiones, que se va a liar igual. Si no es Mas será Romeva. O Neus Munté. Aunque los dos lo han negado airadamente, porque son gente educada y mientras el muerto no esté frío queda mal quedarse con su chaqueta.

El proceso de "desconexión", que es como llaman a la ruptura con el Estado español, va a tardar dos telediarios en convertirse en sublevación. Lo que tarden en pasarse por el forro de la estelada las resoluciones judiciales que van a empezar a llegar a Cataluña. Porque con Mas o sin Mas, aquí de lo que se trata es de si los catalanes están dispuestos a volver las instituciones del Estado contra el propio el Estado. Y si es así, el Parlamento y el Gobierno catalán va a incurrir en rebeldía. La cosa se complica si nos paramos a recordar el pequeño detalle de que los Mossos van armados.