El Tenerife no debía esperar a enero para garantizar la continuidad de Alberto Jiménez. Por eso, hace casi un mes empezó a negociar con sigilo la ampliación del contrato que unía a este futbolista con la entidad insular hasta el 30 de junio de 2016. El hecho de encontrarse en su última temporada le habilitaba para negociar con otro club en sus últimos seis meses de vinculación. Con el fantasma del "caso Bruno" en la memoria, el buen rendimiento del central (ahora mediocentro) majorero aconsejó un movimiento rápido.

Alfonso Serrano telefoneó a Carlos Peraza, negoció durante días y alcanzó un acuerdo que fue anunciado ayer a bombo y platillo. El secretario técnico blanquiazul logra ampliar dos campañás más la relación con el jugador, aumenta considerablemente la cláusula de rescisión y atiende una de las reclamaciones de la siempre exigente afición tinerfeña. "A ver si también van a dejar escapar a Alberto", reclamaba el Heliodoro. No será así.

El majorero también gana porque ve incrementados sus emolumentos en base al protagonismo que ahora tiene y logra el objetivo que se marcó cuando salió cedido al Valencia Mestalla. "Está claro que el trabajo da sus frutos", decía ayer sonriente en la rueda de prensa. Su primera temporada en Segunda A casi no contó y "necesitaba minutos". Los tuvo en el filial che y volvió "más maduro y con más ganas". Su siguiente reto era convencer a los técnicos blanquiazules sobre la conveniencia de su continuidad más allá del 30 de junio.

Le dijeron en verano que tenía que hacerlo sobre el césped y ha cumplido. "Creo que he aprovechado la oportunidad que me dieron y, aunque al principio fue complicado, me centré en hacer las cosas bien cuando me tocó", explicaba con la timidez de siempre. A Alberto le sorprendió la rapidez con la que se pusieron en contacto con su agente para negociar la renovación. "Me alegró mucho porque yo quería seguir aquí, en el club donde he crecido. Estoy muy feliz. Creo que esta semana estamos todos más felices porque ganamos en casa, que lo necesitábamos", terminó asegurando para salir del foco de atención.

Curiosamente, ha jugado más como mediocentro que como central. Una posición que le "descubrió" Álvaro Cervera en la segunda vuelta de la temporada del retorno a Segunda A. "La verdad es que no pensé que tuviera mucha continuidad ahí, pero cada vez me encuentro más cómodo y con más confianza", reconocía ayer. Las diferencias son grandes, pese a que su trabajo sigue siendo eminentemente defensivo. "Son posiciones distintas. De mediocentro tienes que mirar para todos lados y correr más. Es un poquillo más complicado, pero los compañeros también te ayudan y la cosa va saliendo", describió con naturalidad.

Sea en una demarcación o en la otra, el majorero solo quiere seguir "en esta línea y ayudar al equipo en todo lo posible, me da igual mientras pueda ayudar al equipo que sea de central o de mediocentro". Eso sí, teniendo un nuevo entrenador que destacó en el centro del campo, quiere aprovechar la oportunidad. "Seguro que a todos los compañeros que jugamos ahí nos puede enseñar muchas cosas", señaló. Y claro, en su deseo de mejorar, manifestó su intención de "subir el nivel" en cuanto a rendimiento se refiere.

Además, Alberto cree que llegan buenos tiempos para el Tenerife. "Martí viene con ganas. Lo que quiere es que apretemos, que el rival no juegue", explicó. La fórmula se hace "más exigente" porque "hay que estar apretando siempre, pero el resultado dice que es un acierto".

Una frase de su definición del juego que pretende el preparador mallorquín marca la diferencia con la etapa de Raúl Agné: "Antes nos íbamos un poquito más atrás". Ha empezado un tiempo nuevo y Alberto ocupa un papel protagonista y de futuro.