Desciende la conflictividad en los centros pero aumenta el número de ataques de alumnos a profesores. El Defensor del Profesor, servicio puesto en marcha por ANPE Canarias en 2008, atendió el curso pasado a 149 profesores frente a los 157 del anterior, es decir, a ocho menos. Los sucesos, sin embargo, fueron peores.

Esa es la principal conclusión que se desprende de la memoria presentada ayer por el sindicato ante el registro de la Consejería de Educación. La directiva de la organización aprovechó el acto para reivindicar el protagonismo de la Administración a la hora de abordar esta problemática, ya que, a su juicio, es quien debe prestar asesoramiento jurídico y psicológico a los profesores agredidos. Esta demanda quedó recogida en el texto de la Ley Canaria de Educación y en la programación del curso escolar presentada por la consejera del ramo, Soledad Monzón. ANPE espera que estos avances culminen con la puesta en marcha de un protocolo y un servicio por parte de la Consejería.

Según los datos recabados por el sindicato, durante el curso 2014/2015 se multiplicaron las situaciones de agresión de alumnos hacia el profesorado: aunque cuantitativamente bajó la conflictividad, se pasó de 41 a 70 denuncias relacionadas con faltas de respeto, de 30 a 64 relacionadas con insultos y de 8 a 22 agresiones físicas. Los problemas se plantean en todos los niveles educativos, no obstante, es en Secundaria donde se concentra la mayor parte de los casos (62), seguida de Primaria (46) e Infantil (27). Los efectos de estas situaciones son inmediatos. Además de las consecuencias personales de vivir una situación de este tipo, esta conflictividad incide negativamente en la calidad de la enseñanza. El 95% de los docentes atendidos en el servicio asegura que le afecta de manera muy significativa a la hora de dar clase. Este porcentaje es considerablemente mayor con respecto al curso 2013/2014.

"Mantener a los estudiantes en unas enseñanzas porque les obliga la ley, sin posibilitar itinerarios adaptados a sus aspiraciones, ha convertido algunas aulas en un calvario para aquellos alumnos cuyos intereses nada tienen que ver con los objetivos del curso, lo que muchas veces se deriva en conductas disruptivas. Esto genera en el profesorado sensación de un fuerte desánimo, al sentir que no es posible cumplir con los contenidos señalados cada día, dedicando más tiempo a controlar el aula que a dar los contenidos establecidos", explicó el presidente de ANPE Canarias, Pedro Crespo, en un comunicado. "Estamos muy satisfechos con que la consejera se haya comprometido a implantar un servicio de atención a profesores, pero necesitamos que las buenas intenciones se materialicen. Es una cuestión de solidaridad y de reconocimiento social hacia los trabajadores", señaló Crespo.