Mediado el segundo asalto una contundente combinación de gancho derecho y crochet izquierdo enviaba a la lona a Karim El Ouazghari, que desoyendo a su esquina se intentaba levantar rápidamente. Artem se lanzaba frenéticamente al ataque. Un lance en el que Karim salió trastabillado y con el árbitro italiano muy cerca, decidía pararlo.

Esa es la crónica del desenlace de la gran victoria que convirtió a Artem Haroyan en campeón de Europa del peso ligero, versión WBA. El púgil armenio saborea su corona. "Casi no me lo creía, me caían las lágrimas, fue una pelea corta, pero muy emotiva. Estaban mis padres y mis amigos y la emoción fue muy grande, algo inolvidable", declaraba ayer a EL DÍA.

Artem, que repitió una y otra vez en la víspera que iba muy preparado a la pelea, no se esperaba ganar tan rápido. "No, no pensaba que iba a durar tan poco, pero cuando lo cogí, me dije, voy a terminar ya". Su triunfo fue absoluto, desde el inicio. "Sí, en el primer asalto lo dejé asustado y en el segundo lo cogí con un gancho y, cuando lo vi mareado, fui a acabar y el árbitro, con buen criterio, decidió parar". El nuevo campeón sabe que su rival tampoco lo esperaba. "Vino a ganar, había dicho que me iba a enterar de quién era él, pero yo hablo encima del ring, así se tapan muchas bocas". Artem ha descansado estos días, pero "el miércoles vuelvo a entrenar, aunque creo que este año no habrá más combates. Luego habrá que defender el título, ya veremos".

Artem, que se dedica profesionalmente al boxeo, se considera "mitad y mitad, armenio y tinerfeño, vivo aquí y tengo a mis amigos y mi entrenador de Tenerife, sé que este triunfo es una ilusión para la gente y no voy a defraudar". Un campeón feliz.