Doce hectáreas, o sea, 120.000 metros cuadrados, 2.000 ejemplares, la mayoría palmeras, o 20.000 litros de agua depurada destinada al riego cada día. Todo es a lo grande en la que está considerada "la mayor colección botánica de palmeras de islas tropicales del mundo".

Ocho trabajadores de la UTE Urbaser-Interjardín se ocupan a diario -durante ocho horas de lunes a viernes y con un retén el fin de semana- del mantenimiento de este enorme espacio vegetal único.

Alejandro Hernández, encargado de la empresa, acompaña a EL DÍA en el recorrido que permite conocer al "equipo médico habitual" del Palmétum, uno de los tres grandes parques del municipio con plantilla específica junto a La Granja y el García Sanabria. En este caso, lo encabeza Rubén Pérez, jefe y "alma" de un jardín que, asegura, "intentamos cuidar como si fuera el de nuestras casas". Además del apoyo material adecuado o de tres vehículos específicos para el transporte y retirar elementos vegetales, la tarea de "manejar" hasta 2.000 palmeras con 500 variedades tiene un componente humano clave.

Rubén es el más joven, a sus 36 años, pero ejerce de capitán y entrenador. Palmero, de Barlovento, se le nota la pasión con la que afronta un trabajo que "me encanta. Desde niño soy un enamorado del campo". El encargado va "cantando" la alineación de "su gente": Juan Peña (podador), Jonathan Santana (responsable de labores delicadas) José González (conductor), y los operarios de mantenimiento y limpieza, Clemente Hernández, Carlos Calo, Víctor González, Manolo Pérez y Osmani Matos. Su partido abarca de lunes a viernes, de siete de la mañana a una de la tarde, con prórroga vigilante el fin de semana.

La ruta, con Rubén como guía, se llena de anécdotas y experiencias. Considera que "aprendemos cada día en un trabajo específico, casi planta a planta. Por ejemplo, para comprobar si los insectos que las ocupan son amigos o enemigos". No faltan las tareas complicadas en taludes, la adaptación de nuevas semillas o la réplica de ejemplares únicos a través de una sola espora en un auténtico laboratorio natural. Sin olvidar las imprescindibles podas o un regadío que también es prácticamente individualizado para evitar inundar o romper. Rubén señala al respecto que "utilizamos 20.000 litros diarios de agua depurada, pero es cuatro o cinco veces menos que hace tres años". Otra novedad es "una pequeña planta en la que trituramos los restos de podas para el compost que se hace en el Vivero Municipal. Otra parte se dedica a acolchar el suelo para mejorar las condiciones de humedad.

Labores de poda, análisis de cómo afectan los cambios de temporada a las plantas, el nivel necesario de riego, el cuidado de zonas de sombra o de sol, los estanques, las delicadas palmeras canarias con semillas traídas de Anaga... Solo un pequeño esbozo de las tareas de cada jornada en este entorno tan especial. La tarea de los "doctores vegetales" ha permitido recrear ecosistemas únicos del mundo como los de Madagascar o los manglares. "Aquí casi todo es posible por la facilidad con la que se desarrolla la flora y también la fauna", apunta Rubén, autor del cambio de estructura en la zona de la cascada cercana al Octógono, una de las más bellas estéticamente.

El mantenimiento resulta fundamental. Y la lucha específica contra plagas contra la temible mosca blanca. "La buena temperatura, sin excesivo calor, y la humedad son ideales para este insecto. Por tanto, los últimos meses, después del verano, ha tenido su máximo desarrollo en casi todos los jardines de la ciudad, incluido este. Esperemos las lluvias del invierno para limpiar". Al respecto, Pérez aclara: "Todos tenemos una formación de base, que renovamos cada cierto tiempo. Pero la mejor de todas es la práctica diaria".

Rubén distingue varias etapas en la historia del Palmétum: "Desde la transformación del Lazareto en los noventa del siglo pasado hasta principios de 2000. Luego, a partir de 2008, y, por último, después del inicio de las visitas guiadas en 2014". La presencia de público "nos obliga a trabajar muy temprano y dejarnos ver lo menos posible". No olvida mencionar a "Carlo Morici, el botánico italiano pionero en el desarrollo del parque, que sigue orientándonos".

Pérez cree en el Palmétum como un espacio de futuro "para crear riqueza a la ciudad" pero considera que "todavía es un gran desconocido, más para la gente de aquí que para el extranjero, que sabe lo que viene a ver. Pero empieza a ser considerado y respetado por los chicharreros". Quien más conoce el espacio aboga por "unos servicios al visitante discretos y siempre en consonancia con el entorno porque este es un ecosistema muy delicado. Con un valor científico y botánico objetivo al margen de la belleza a mostrar". Diagnóstico del "jefe médico" del Palmétum.

Dar a conocer un espacio único

El Palmétum abre sus puertas cada día de 10:00 a 18:00 horas. Los visitantes pueden efectuar un recorrido por las doce hectáreas de este espacio vegetal único. El precio para adultos residentes canarios es de 1,50 euros. Para desempleados, discapacitados, mayores de 65 años, menores de 12 y familias numerosas la tarifa es 1 euro. Las visitas no incluyen guía, pero si se desea contar con uno se puede consultar precios en la web palmetumtenerife.es/tarifas.