Dhafer Youssef es uno de los artistas más carismáticos de Túnez. Educado en la tradición de los cantos sufíes, combina a la perfección el misticismo de la práctica sufí con elementos contemporáneos de la música electrónica y el jazz. Su música invita a viajar a Túnez, Egipto, Irán, Andalucía, el Mediterráneo, y a cualquier lugar inventado, con el sonido de las cuerdas de su laúd. El músico africano presenta esta noche en el Espacio Cultural CajaCanarias de la capital tinerfeña, a las 20:00 horas, las canciones incluidas en su última aventura discográfica ("Birds Requiem"), un trabajo en el que sabe llevar, como nadie, la música árabe y norafricana por el sendero electrónico y del jazz manteniendo la espiritualidad y profundidad de la música islámica.

¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo de la música? ¿Ha sido duro encontrar su espacio en el panorama internacional?

Bueno, me gusta pensar que nací con este amor por la música. Esta es mi fuente de inspiración más importante... Desde que era un niño, de una u otra forma, siempre hice música y estaba seguro de que eso era lo que quería hacer para el resto de mi vida. Desde el momento en que descubrí el potencial de mi voz, en que empecé a tocar el laúd, en que vi que podía unirme al coro litúrgico, hasta mi experiencia en el extranjero... Todos estos factores han hecho posible la carrera que he ido construyendo hasta ahora. Por supuesto, la mayor parte de este tiempo ha estado marcado por momentos difíciles y por engaños. Pero esos momentos, junto con las personas que he conocido, han hecho de mí la persona y el músico que soy hoy en día. He de admitir también que nunca he tenido en mente hacerme un hueco en el panorama internacional. No veo las cosas desde esta perspectiva. Mi objetivo ha sido y es hacer música y producir mi propio sonido mientras disfruto de la vida.

En cierto sentido, Europa se ha convertido en una especie de escuela para su crecimiento musical, especialmente desde que América se ha ido convirtiendo en un país más restrictivo desde los atentados del 11 de septiembre. De hecho, usted eligió vivir en Europa y dejar su residencia en Nueva York. En este panorama, ¿cómo han discurrido las influencias musicales en su música?

Mis raíces son mis orígenes y se reflejan mi sonoridad. El laúd, por ejemplo, capta perfectamente esta raíz y representa esos orígenes y sus sonidos. Este instrumento tan singular me ha permitido transformar la música que tengo en mente en notas, y componer mis propios sonidos.

¿Qué influencia tuvo en su música su estancia en Viena y el Club Porgy de Jazz?

La experiencia en Viena abrió mis ojos a un mundo completamente nuevo. Como anécdota, allí fue donde descubrí el piano. Me preguntaron, durante mi corta experiencia académica musical, si sabía tocar este instrumento... En realidad, esa fue la primera vez en mi vida que vi un piano. Desde entonces, me di cuenta de que ese no era el camino que debía seguir y empecé a descubrir nuevos géneros para mí, como el jazz, en el que desde el punto de vista vocal y técnico encuentro espacio para expresarme libremente, lejos del corsé más puramente académico.

¿De dónde procede su inspiración musical? ¿Qué importancia tienen para usted el misticismo o las raíces coránicas al componer?

En mi infancia, mi abuelo me adentró en los recitales coránicos. Él procedía de una larga tradición familiar de muecines. Mi familia también está arraigada en la tradición sufí. Inevitablemente, esta raíz está presente en mis influencias musicales. Sin embargo, esas raíces no me definen a mí y tampoco a mi música... y no me gusta ser etiquetado como tal.

¿Qué música le ha influenciado a usted más como persona y como intérprete?

La música es mi fuente de inspiración, sin limitarse a un género. Escucho todo tipo de música: jazz, rock, electro... y a artistas como Miles Davis, Thelonius Monk y Ella Fitzgerald, pero también música clásica, género en el que aprecio especialmente a compositores como Bach o Arvo Parts. Absorbo todos esos sonidos y los transformo en sonoridades propias, pero la inspiración no está solo en la música. Me pueden inspirar en encuentros con personas, libros y poetas a los que leo, y también lugares que visito, pues me puede conmover una situación o una atmósfera particular.

Vea aquí el videoclip de "Whirling Birds Ceremony" - last track from new album "Birds".