Hacer campaña es enterarse de que nuestra gente entiende la política como lo que realmente es: la manera de arreglar los problemas de cada día. Solucionar los grandes problemas de un país consiste a veces en resolver los grandes problemas de los ciudadanos. Hablar del modelo de Estado, de la reforma de la Constitución o de las ambiciones de soberanía de Cataluña es muy importante. Pero no es menos relevante hablar de cómo resolver la asistencia sanitaria de los ciudadanos del Norte y del Sur de Tenerife.

Por eso me asombra que se hable tan poco de las cosas concretas, por las que estamos luchando en Canarias. Lo único que escucho en el gran debate político son referencias a la economía de España, al problema que han planteado los independentistas de Cataluña, a la política exterior del Gobierno de Rajoy. Ni los grandes partidos de siempre ni los grandes partidos de ahora hacen otra cosa que desplegar a sus grandes figuras nacionales para pasearlas por los platós de las televisiones y las radios y las entrevistas de los periódicos.

Yo me pregunto, entonces, si Pablo Iglesias va a resolverle a los vecinos de Valleseco de que una vez por todas Costas se ocupe de que tengan una playa en condiciones, por la que llevan esperando años. Me temo que no. Me pregunto si Mariano Rajoy va a ocuparse de que podamos prestar más servicios sanitarios en los hospitales del Norte y del Sur de Tenerife para evitar el desplazamiento de miles de personas que cada año tiene que recorrer colas inmensas para llegar a los hospitales del área metropolitana. Me temo que no. Y si Albert Rivera tiene previsto dedicar fondos a financiar las obras necesarias para eliminar las colas de la Autopista del Norte. Me temo que no. O si Pedro Sánchez va a apoyar una política para financiar el costo de la doble insularidad en el transporte de viajeros y mercancías desde las islas no capitalinas. Y me temo también que no. Me da la sensación de que ninguno de ellos tiene estas cosas en la cabeza porque, para empezar, alguno habrá que ni siquiera nos sepa colocar mentalmente en el mapa.

He dicho muchas veces que los nacionalistas no somos más canarios que nadie. Lo que sí somos es más independientes que nadie. Elegir diputados y senadores que representen estrictamente los intereses de los canarios, sin que exista una "central política" que les condiciones por razones de disciplina y jerarquía, es la manera más eficaz de asegurar que los representantes de estas Islas no se van a plegar a otra cosa que no sea solucionar los problemas de su gente.

Los grandes partidos que están en la oposición siempre prometen ocuparse de las Islas. Hasta que llegan al Gobierno. Entonces entra en juego el peso político de los territorios en la estructura de los partidos y los intereses electorales. Y se mueven inversiones que favorecen hoy a Galicia, mañana a Valencia, pasado a Andalucía... ¿Y Canarias? Canarias ha contado cuando los pocos votos que los nacionalistas canarios tenían en el Congreso y el Senado han hecho necesario contar con ellos. Entonces se han firmado acuerdos y se han destinado recursos y planes especiales para las Islas.

Pero la realidad es que hemos perdido fuerza. Los nacionalistas canarios tenemos menos peso en las Cortes Generales y en la política nacional. Esa es una decisión que han tomado los propios votantes canarios, así que hay poco que decir. Tal vez sea porque no hemos sabido explicarles lo importante que es tener voz y voto en donde se toman las decisiones. No se trata de que tengamos más o menos cargos. Esto no va de colocar políticos nacionalistas canarios en la política nacional. Se trata de colocar a Canarias en el lugar en dónde se debate y se discute el futuro de los territorios y de España. De colocar a representantes de las islas que se ocupen de los grandes asuntos del Estado, pero también de las inversiones de Costas en nuestras playas, de las subvenciones al transporte de residentes, de la segunda pista del Tenerife Sur, del convenio de carreteras y de tantas y tantas "pequeñas cosas" que son nuestros grandes problemas.

El día en que los grandes partidos nacionales den libertad de palabra y de voto a sus diputados y senadores probablemente nos jubilen a los que militamos en Coalición Canaria. De momento no es así. Hoy por hoy hacemos falta. Si queremos elegir a alguien que represente nuestros intereses, es de sentido común elegir a alguien que no dependa sino de nosotros mismos.