Hace algunos años, el avezado periodista Manuel Campo Vidal me demostró con ejemplos empíricos que los políticos en España no saben comunicar. Me temía que se tratara de un ejercicio involuntario como consecuencia de la inexistencia de protocolos de ensayo para aplicar la pedagogía y la didáctica en el discurso político. Sin embargo, la nueva profesionalización de la praxis pública y los innumerables fracasos en materia cuántica evidencian lo contrario.

Ciertos políticos canarios son maestros de la oratoria ramplona; otros, en cambio, no han delimitado bien la delgada línea que separa la retórica de la fruslería. Sin pretender discursos célebres como los de Patrick Henry o el uso de la mayéutica socrática, la explicación de un documento vital para los canarios como es el REF ha sido vergonzosa y manifiestamente mejorable. Hemos visto diputados quirománticos capaces de contactar con el científico Chil y Naranjo (fallecido hace más de 100 años), pero ninguno ha podido rebajar la farragosa nomenclatura del REF al pueblo llano; confusión intencionada, que dicen los expertos.

Otro ejemplo dentro del arte de comunicar son los fondos del IGTE, unos millones que van a servir para todo tipo de encomiendas; eso sí, siempre y cuando el presidente grancanario Antonio Morales lo tenga a bien. Este premio, por la sintonía entre Clavijo y Soria, se traduce metafóricamente en la definición del IGTE como un cochino del que se aprovecha todo; hay para sanidad, para bienestar social e incluso para arreglar el emisario de Güímar.

Hablando del pueblo sureño, elevado injustamente al oprobio del neosurrealismo televisivo de "Sálvame", cabe recordar que se trata de un programa que cuenta con 38 denuncias recogidas en el informe de quejas de 2014 contra los distintos formatos de televisión. Desconozco si la regidora del PP conoce el significado satírico de la película de Berlanga "Bienvenido Mr. Marshall", banda sonora que brindó la cadena para recibir a los güimareros. La respuesta de Carmen Luisa Castro dio buena cuenta del razonamiento candoroso como estructura del alegato político: "Ha sido una publicidad gratuita clave para el municipio; había que ver la cara de felicidad de los vecinos cuando los colaboradores salieron a recibirnos".

Tal hazaña contó con un anuncio promocional para proyectar a bombo y platillo un viaje un tanto inusual; eso sí, pagado por el bolsillo de los interesados, que eligieron libremente sus vacaciones; me gustaría saber con qué banda sonora calmará a los más de 2.500 parados que tiene en su localidad.

Recuerdo hace cinco años una imagen propia del Quevedo más burlesco: un concejal del PSOE dando a conocer en un barrio marinero del norte de la Isla un plan de regeneración urbanística: "Las obras comenzarán con prospecciones en la cota inferior que marcaremos con la letra F, teniendo en cuenta un factor que seguramente todos conocerán, que no es otro que la obsolescencia programada".

@LuisfeblesC