Al final, abstrayéndonos de los detalles menores, puede concluirse que la victoria del Tenerife es el triunfo de la apuesta que hizo Martí por el talento, una vez asumido que el modelo más táctico, el del trivote de la primera parte, no funcionó. Con un partido cuesta arriba, tal como ya sucedió el día del Alavés, la influencia que tuvo la dirección desde el banquillo fue decisiva. El Tenerife estuvo por debajo del Mallorca desde el saque inicial hasta que el entrenador local deshizo su trivote. Eso sucedió en el minuto 34. Fue una reacción acertada desde la banda para arreglar un desajuste general en el campo, tanto que la afición -más tarde decisiva con su apoyo- ya estaba desesperándose y empezaba a pitar a su equipo, que siempre llegaba a destiempo, en todas las zonas del campo. El Mallorca entró mucho mejor, se echó arriba, con dinamismo, con intensidad, con chispa, creyendo en que era capaz de jugar ocupando todo el campo ajeno. Y marcó muy pronto. No habían pasado dos minutos cuando, en una demostración de todo eso que traían los baleares en su estado de ánimo, el lateral izquierdo, Oriol, ganó su banda, centró por abajo y entre los dos centrales apareció en movimiento el interior zurdo, Moutinho, para batir a Dani. 0-1. Desde ese momento en adelante, el juego fue del Mallorca, siempre apretando en el campo local y generando múltiples problemas en el intento del Tenerife de armar una jugada que le pudiera conectar con Lozano, con Suso o con Omar. Había casi 50 metros a la espalda de la zaga rival, todo un filón para un pasador, pero el Tenerife no tenía juego, ni precisión ni ritmo y sus delanteros estaban aislados. El Mallorca impuso su dinámica, siempre valiente, con un claro 4-4-1-1, en el que la importancia de Javi Ros en la media punta fue absoluta, porque el hermano de Íñigo se movió siempre a la espalda de Ricardo, enganchó una y otra vez y llevó a su equipo a la zona donde más cómodo estaba, lejísimos de su campo. Así las cosas, en el 34'' intervino Martí sobre la marcha, descompuso su trivote, que nunca fue capaz de ajustar una presión alta para inclinar el partido hacia el otro campo, formó dos líneas de cuatro, con Ricardo y Vitolo en el pivote, Suso y Abel en los costados y adelantó a Omar a la punta, para acompañar a Lozano. En esos últimos 11 minutos de la primera parte ya el juego se equilibró. El Tenerife defendió más arriba, tuvo más referencias en punta para llegar al área, y se adueñó del ritmo del choque. Aún así, la situación pedía a gritos desequilibrio, algo de chispa... a Cristo Martín. Ni más ni menos. De vuelta al campo, el media punta hizo acto de presencia en lugar de Abel, Omar volvió al costado y la idea del 4-4-2 siguió adelante. Fueron minutos de cierto equilibrio, porque el Mallorca se hizo con la posesión desde que Gálvez dio entrada a Sissoko en el medio. El Tenerife pareció dormido, pero ya no había sensación de ir a remolque. En eso, apareció Cristo (63''). Se acercó a la frontal, combinó con Lozano, que le devolvió el balón, el canterano se metió por la esquina superior del área, recortó hacia la derecha y sacó un latizago cruzado a la escuadra contraria que superó a Wellenreuther. Un golazo de esos que no se olvidan. Un gol que abre de par en par el esplendoroso futuro que se le adivina a un jugador tan especial. Con el Heliodoro extasiado, la pelota cayó en los pies de Omar (¡vaya desgaste! el suyo), combinó con Cristo por el otro lado del área, el pase interior del juvenil tocó en un defensa y habilitó a Omar, que a la media vuelta hizo el segundo tanto. Era el minuto 64 y todavía enfrente había un rival muy vivo, en especial cuando Gálvez inyectó velocidad, con James en el costado y más presencia ofensiva, con Acuña de segundo ariete junto a Bianchi. Lo que quedaba por delante era resistir y tratar de aprovechar tanto espacio libre para sentenciar. Después de forzar una amarilla, Ricardo dejó su puesto a Alberto, que fortaleció la zona del doble pivote junto a Vitolo y, en el tramo final, fue un tercer central de garantías para defender como gato panza arriba todos los intentos visitantes, en especial colgando al área faltas laterales. Luego entró Jairo por Suso y tiró del equipo hacia arriba, aunque en general al Tenerife le faltó más pausa para hacer volver al Mallorca hacia su área, tal como logró hacer ya en el descuento. El pitido final fue un gran alivio y abre un debate. Uno más. Cuando un equipo tiene tanto talento, hay que buscar la manera de que esté en el campo.

2-1

tenerife-MALLORCA

CD Tenerife: Dani Hernández; Cámara, Carlos Ruiz, Jorge, Aurtenetxe; Vitolo, Ricardo, Abel; Suso Santana, Omar Perdomo; y Lozano. En el descanso se quedó en la caseta Abel y en su lugar entró Cristo González; en el 58'', Alberto sustituyó a Ricardo, y en el 77'', Jairo, por Suso.

Real Mallorca: Wellenreuther (1); Company (1), Aveldaño (1), Costas (1), Oriol (1); Campabadal (1), Yuste (1), Damiá (1), Moutinho (2); Javi Ros (2) y Bianchi (1). En el minuto 51, Sissoko (1) entró por Damiá; en el 68'', James (1) suplió a Company, y en el 70'', Acuña (0) entró por Javi Ros.

Árbitro: David Medié Jiménez (Comité Catalán). (1). Fue protestado cuando abusó de sancionar faltas contra el Tenerife, que era el que se defendía, en el tramo final, pero fue más un reflejo de la angustia que se vivía en la grada. Amonestó a los jugadores locales Ricardo (55''), Suso (71''), Alberto (66''), Jorge (82'') y Lozano (84''), y al visitante Company (38''). Los auxiliares fueron Ungueti Ruiz y López Mir, y el cuarto árbitro, Pulido Santana.

Goles: 0-1, m. 1:50'''': Moutinho remata en el área un centro de Oriol; 1-1, m. 63: Cristo González cruza un derechazo a la escuadra tras recibir de Lozano; 2-1, m. 64: Omar resuelve en el área tras recibir un pase interior de Cristo.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la décimo séptima jornada de Segunda División, Liga Adelante, disputado en Heliodoro Rodríguez López ante 8.005 espectadores. Noche agradable y terreno de juego con buen aspecto. El Tenerife lució su indumentaria habitual y el Mallorca la suya, camiseta bermellón y pantalón negro. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los ex jugadores del conjunto local Alejandro Hernández y Benigno González, y del presidente de la Peña Salamanca, Francisco Díaz Alpañez.