En diciembre del año 2008, tuvimos la desgracia de escribir sobre un lamentable incidente que nos ocurrió en el aeropuerto de Maiquetía, de cuyas consecuencias aún no estamos totalmente repuestos, y sin ningún tipo de explicación sobre tan repelente acto.

Hoy las cosas han cambiado mucho. No por descuido, ni por inconsciencia, nos tomamos muy en serio nuestros movimientos viajeros con el fin de evitar nuevos y desagradables contratiempos.

Así las cosas, el pasado día 16 de noviembre, abordamos un vuelo de la compañía Air-Europa con destino a Tenerife, vía Madrid, y solicitamos al recepcionista que nos facilitase un asiento de los de emer-gencia, con el fin de poder estirar un poco las piernas, debido a un malestar que se nos estaba presentando desde hacia unos días. El ladino personaje, con una amable sonrisa, nos indicó que así sería, por lo que en nuestra inocencia, no revisamos en ese momento el lugar asignado, encontrándonos en el interior del avión que nos había colocado en la cola del mismo, en una apartada ventanilla. Era el precio que pagamos por confiar en quien no debíamos, como siempre nos ha ocurrido en nuestra vida, sin ningún tipo de excepción, incluido el matrimonio.

El calvario final -cuyo resultado aún cuando escribo esto desconocemos- seguiría con un viaje de nueve horas, casi sin poder movernos y con una comidita principal, donde una "suculenta" muestra de pollo en salsa, acompañado de yuca guisada (¡Qué detallazo típico!) nos haría las "delicias" del viaje hasta Madrid, recordándonos -la presencia de la yuca- el momento que viven en Venezuela las papas y el arroz.

Hasta ahí, la primera parte de este inmemorable viajecito con Air Europa.

La segunda parte, la más tétrica, la hemos pasado en el aeropuerto de Maiquetía, donde casi tenemos un grave incidente físico ante el malestar que nos producía ver como no aparecía nuestra tercera maleta facturada en el aeropuerto Tenerife-Norte hasta Caracas, con su sobreprecio de 100 euros, y sin que pudiésemos encontrar una explicación plausible, ya que había sido facturada junto a las otras dos que si habían aparecido. La búsqueda y la demora de más de tres horas, en la recogida de equipajes, terminó ante un funcionario -al parecer de Air Europa- que se negó a entregarnos nada firmado que certificase la perdida, y simplemente nos dio una hojita fotocopiada y un dato, escrito a mano, para que nos sirviese de reclamo. No había a quién reclamar, ni nada por el estilo. Nuestro destino final era Maturín, por lo cual perdimos el enlace y embarcamos al día siguiente sin la maleta extraviada.

Nuestra veterana experiencia en estas lides nos aconsejó retirarnos y continuar nuestras peripecias viajeras en espera de que Dios nos ayude a ver si la casualidad (que no la profesionalidad, la honradez y la honestidad) hacen que recuperemos esta maleta donde, no sería por casualidad, precisamente, está nuestra famosa fotografía: "Palabra de Dios".

En nuestra indagación sobre la posibilidad de que la maleta hubiese sido recogida por otro viajero, pudimos enterarnos -claro que ya sin ninguna sorpresa- de que el protocolo que se sigue es simplemente controlar, por medio de los escáner, lo que se introduce en el país, pero que no se comprueba la propiedad del portador de equipaje. Insólito, ¿verdad? Pues así es como ocurre en el aeropuerto de Maiquetía.

Hoy, más de 48 horas después de este hecho, los teléfonos publicados en la citada nota no responden a las llamadas, y el e-mail que hemos enviado, a la dirección que aparece en la mencionada, no ha tenido hasta ahora respuesta.

¡Qué lejos está aquel grato acto, donde con una invitación especial asistimos en un renombrado hotel de Madrid, a la presentación de la primera imagen corporativa de Air Europa, donde precisamente conocimos y charlamos, por primera vez, con el conocido y admirado empresario Juan José Hidalgo, creador de todo ese emporio turístico, que gira alrededor de esta compañía aérea, nacida desde sus más humildes principios!

P.D. (La maleta extraviada apareció el día 10 de diciembre, en el aeropuerto de Maturín, después de cruzar más de treinta e-mail con nuestra agencia de viajes en Tenerife y los responsables de la plastificadora aseguradora MAPFRE, sin tener ninguna comunicación ni excusa por parte de Air Europa).

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo (OMT).