Nélida Álvarez vive en la misma casa del barrio de Suculum desde 1967. Hace alrededor de dos años, coincidiendo con un infarto que sufrió y el posterior ingreso hospitalario, su casa se convirtió en una trampa llena de humedades.

Nélida achaca este problema a las obras que se realizaron en el alcantarillado por esa época. "Antes entraba el agua por debajo de la puerta cuando llovía mucho, pero ahora me sale la humedad por las paredes en cuanto chispea un poco", explica.

Agobiada por las humedades y a pesar de sus escasos recursos (cobra solo una pensión no contributiva), puso incluso un doble techo en el suelo del garaje, pero todo fue inútil. "Tengo los azulejos estallados y el piso en pedazos por la humedad", asegura.

Nélida también explica que una persona del distrito de Anaga acudió a su casa para comprobar los desperfectos y tomó fotos de todos ellos. Sin embargo, aún no sabe si alguien se va a hacer responsable de esta trampa de humedades en la que se ha convertido su hogar.

Además, la situación de Nélida es aún más delicada por sus problemas de salud: ya ha sufrido dos infartos y es asmática, por lo que las humedades son especialmente nocivas para ella. De hecho, cuenta que ha tenido que hacer la comida y almorzar en un cuarto al fondo de la casa que no está afectado por las humedades, para evitarse el malestar que le causa la exposición a estas durante largos períodos.

Por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife se corroboró que la directora del distrito de Anaga había visitado la vivienda de la afectada en El Suculum y que ahora estaba pendiente de realizar una segunda visita con técnicos municipales para comprobar las causas y el alcance de los desperfectos denunciados.