La probabilidad de acertar el Gordo de la Lotería de Navidad es del 0,00001, por lo que "sería necesario vivir 100.000 años para garantizar que nos tocara al menos una vez en la vida", asegura el matemático Miguel Córdoba Bueno. Este cálculo matemático realizado por Córdoba Bueno consiste en dividir entre uno el número de bolas total del bombo -100.000-, ya que sólo una de esas bolas corresponde al número premiado.

La probabilidad de que toque algún premio en el sorteo del 22 de diciembre es del 5%, añade este profesor de matemática aplicada de la Universidad CEU San Pablo, y un 9% adicional de que toque algún reintegro.

Sumando ambos, la posibilidad matemática real de llevarse alguno de los premios o reintegros es del 14%; el otro 86% de los números jugados se quedará sin recompensa económica.

Y pese a que se necesitarían 20.000 años de vida para asegurarse al menos uno de los cinco grandes premios, la mayoría de españoles jugará algún décimo en el sorteo de navidad e, incluso, invertirá de media "un par de euros más" por jugador con respecto a 2014.

La tradición, el folclore y la idiosincrasia de esta lotería "pesan mucho en el ánimo de los españoles", a juicio del profesor, factores que explican su buena acogida, a pesar de ser una de las que "menos dinero reparte".

Córdoba recuerda que "las 100.000 bolas del bombo dan vueltas a la vez, por lo que números como el 01.010 tienen idénticas probabilidades de salir que el 28.549", aunque cada cual "tiende a jugar la cifra que le gusta o que coincida con algún acontecimiento personal, como su cumpleaños o aniversario de boda".

El sorteo es "bastante singular y curioso, ya que no existe en otros países", y posee particularidades como que un mismo número pueda disfrutar de dos premios y un reintegro, argumenta.

Así, la Lotería de Navidad logra convertirse en un "auténtico fenómeno social" y, si rechazas décimos o papeletas, es incluso "considerado un insulto, porque forma parte de nuestra idiosincrasia", si bien la inversión en este juego de azar ha descendido en un 15% desde que comenzó la crisis económica, en 2008. Córdoba ha recomienda "invertir mejor en la Lotería del Niño, donde el porcentaje de acierto es de un 7,82% y la probabilidad de no conseguir premio desciende del 86 al 61%".

También con este sorteo hay "algunas manías", pues "he conocido a mucha gente que ha sido agraciada con pedreas o reintegros y, en lugar de cobrar el dinero, ha acudido a la administración para que le cambiaran el décimo de Navidad por el del Niño", afirma.

Castilla y León es la comunidad autónoma donde se concentra la población que más dinero destina al sorteo del 22 de diciembre.

Revender décimos, un "juego peligroso"

Los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) han advertido estos días del "juego peligroso" de revender décimos de Lotería a personas o intermediarios interesados en blanquear dinero negro. En este sentido, los expertos avisan de que los agraciados que lo hagan no podrán demostrar ante el Ministerio de Hacienda el origen de estos fondos, lo que puede acabar con una inspección que exija, entre la deuda y la sanción, más de la mitad del importe ganado. Sin embargo, Gestha cree que el impuesto del 20% a los premios de Lotería superiores a 2.500 euros dificulta el blanqueo al detectarse mejor el cobro repetitivo de premios, aunque no acaba con esta práctica. "Los defraudadores pueden tratar de lavar importantes cantidades de dinero negro acaparando varios décimos premiados en una localidad pagando un sobreprecio al importe neto del premio, es decir, descontado ya el 20% que se lleva Hacienda", explica el colectivo. Por otra parte, los técnicos calculan que Hacienda ingresaría unos 188,3 millones de euros si se vendieran todos los décimos premiados el próximo martes, 22 de diciembre, y recuerdan que Loterías y Apuestas del Estado realiza directamente la retención de estos premios, por lo que los agraciados recibirán el importe de los mismos con el impuesto ya descontado y solo tendrán que tributar a Hacienda por los rendimientos que les genere, como intereses bancarios o el Impuesto de Patrimonio. Asimismo, los técnicos explican que la cuantía del premio se integra directamente en la declaración de la renta, pero no se incluirá en la base imponible del IRPF, por lo que no afecta a la progresividad ni se verán afectados a la hora de pedir becas, prestaciones de asistencia o cualquier otra ayuda pública que dependa de los ingresos y no del patrimonio. Si los agraciados comparten un premio que excede de los 2.500 euros también tendrán que pagar a Hacienda el 20% de su participación, aunque ésta sea inferior a esta cifra, pues el impuesto se exige al premio, independientemente de cómo y cuánto esté participado. Además, si una persona que obtiene un premio importante decide regalar una parte a familiares o amigos, el beneficiario de la donación deberá también tributar por el Impuesto de Sucesiones y Donaciones.