Flora Prieto Pérez estaba dentro de la tienda Flamenca, en plena Calle Real de Santa Cruz de La Palma, en la mañana del día 10 de julio de 2015, cuando la joven Laura González, de apenas 27 años de edad, fue quemada por su expareja en un acto de violencia de género que perdurará durante años en la memoria colectiva.

Prieto estaba acompañada por su hija y su nieta e intentó evitar la acción, hasta el punto de que el líquido inflamable con el que fue rociada la fallecida cayó sobre el asesino, que salió ardiendo del lugar.

La Delegación del Gobierno de España en Canarias ha premiado su acción. Tenía que haber recogido el galardón, junto a otras instituciones y personas que han destacado por su compromiso e implicación en la eliminación de la violencia de género, el pasado día 25 de noviembre, en un acto al que no pudo asistir. Ahora, el representante en La Palma del Estado, Miguel Ángel Morcuende, le ha hecho entrega de la figura de una menina de Veláquez como reconocimiento a su actuación.

En concreto, el premio se concede "por su actuación ante la muerte de Laura González. Ella se encontraba en el lugar del suceso y trató de evitarlo, viéndose ella misma afectada. Queremos destacar su arrojo y entereza para afrontar dicha situación, aún peligrando su integridad, por actuar y dar el paso para detener una situación de violencia".

Flora Prieto reconoció ayer a EL DÍA que al recoger el premio "he sentido tristeza. Siempre recuerdas lo que pasó. Nunca se olvida". "Prefiero no contar nada de lo que viví en aquel momento por respeto a sus padres (de Laura González)", indicó. Al ser cuestionada por si repetiría la acción si se diera una situación idéntica, aún sabiendo que pondría en juego su vida, preguntó "¿usted no haría lo mismo? Cuando te encuentras ante una situación así, no hay que pensar mucho, sino actuar".