El Gobierno de Matteo Renzi ha mantenido un duro pulso con las instituciones europeas durante todo el año, pero en estos últimos días se habla ya de guerra abierta con la Comisión Europa y Alemania debido a las decisiones de conceder ayudas a bancos y empresas y saltarse el compromiso del déficit público.

"Europa no puede decirnos qué hacer con los impuestos. Esto lo decidimos nosotros, no Bruselas", fue una de las típicas frases de impacto que usó Renzi para zanjar las críticas a su decisión de incluir la bajada de algunas tasas en los Presupuestos del Estado para 2016.

"Nunca el nivel de conflicto entre Italia y Bruselas había llegado a estos niveles y en tan poco tiempo", asegura hoy el diario "La Repubblica", que explica que en esta guerra se han abierto tres frentes.

El primer ministro italiano siempre ha asegurado ser un acérrimo defensor de las instituciones europeas, pero en los últimos meses la buena relación que mantenía con Bruselas se está resquebrajando.

La última prueba son las cartas que publican hoy los medios italianos, en una de las cuales se anuncia la apertura de un procedimiento de infracción por la considerada "ayuda de Estado" a la fábrica de aceros Ilva.

El documento, fechado el 19 de diciembre, está firmado por el comisario europeo de la Competencia, Margrethe Vestager, y asegura que el último préstamo de 300 millones de euros al mayor grupo siderúrgico italiano tiene que ser considerado "ayuda de Estado" y por tanto ilegal.

"Estamos seguros de que se ha hecho todo lo que se podía hacer para salvar la principal empresa siderúrgica del país", respondió hoy el ministro de Infraestructuras y de Transportes, Graziano Delrio, tras la noticia de la apertura del procedimiento de infracción.

El segundo frente abierto es el de las ayudas a los bancos. La prensa publica también hoy que la Comisión Europea ha dado su opinión negativa al salvamento del banco Tercas y ya se estudia en Bruselas el "decreto Salva Bancos" aprobado hace algunos meses por el Ejecutivo italiano y que ha permitido la superviviencia de cuatro pequeñas entidades financieras.

Todo indica que Renzi se ha plantado y ha comenzado a luchar contra las medidas de austeridad impuestas por Europa como queda patente en los últimos Presupuestos, en los que Italia se salta totalmente el compromiso de alcanzar el 1,8 % de déficit público.

Para Renzi ha llegado la hora de apostar por el crecimiento y los Presupuestos prevén medidas encaminadas a incentivar el consumo y a combatir la pobreza por un valor de 35.000 millones de euros, aunque esto repercuta en el déficit público que llegará al 2,4 % del PIB.

Italia espera que Bruselas acepte la petición de no incluir en el déficit algunas cláusulas en materia de inmigración por un valor de 3.400 millones de euros y otros 3.100 millones en seguridad.

Pero el órdago lanzado por Renzi no sólo es a Europa sino que también se ha endurecido la ofensiva en estos días contra Alemania.

Italia cree que detrás de la dura posición contra sus decisiones se encuentra Alemania, que quiere "defender su sistema crediticio".

Entre las principales diferencias entre ambos países está la propuesta legislativa para crear un sistema común de garantía de depósitos bancarios en la eurozona para 100.000 euros por ahorrador y cuenta en el caso de quiebras bancarias, algo a lo que Alemania se opone totalmente.

El último ataque llegó en una entrevista al diario "Financial Times", donde Renzi culpó a los gobiernos como el de la canciller alemana Angela Merkel y la política de austeridad que imponen en Europa de ser la causa del aumento del populismo.

"Tengo una gran estima por Angela (Merkel). Tenemos una excelente relación personal. Pero tengo que ser franco. Europa tiene que servir a los 28 países y no sólo a uno", afirmó el primer ministro italiano.