Admite una cierta “tortura” voluntaria a la hora de buscar la canción perfecta; un tema con el que dar significado a una carrera en primera línea –antes hubo un ciclo de menos exposición pública– que ya dura más de 12 años. “Intento hacer música que no caduque; que sobreviva a las modas”, asegura ManuelCarrasco(1981) en relación a la colección que forma parte de “Bailar el viento”, un proyecto con el que volverá a Tenerife en 2016. “No me dejan decir aún la fecha porque hay cosas sin cerrar, pero el año que viene estaré en Canarias”, avanza el compositor y cantante onubense.

¿Cómo marcha “Bailar el viento”?
Las canciones están llegando a muchas personas y eso es una buena señal, ¿no? Es un disco muy completo que por ahora me está proporcionando las mayores alegrías de mi carrera. Llegar hasta aquí no ha sido fácil, pero la recompensa es gratificante.
Sin perder la esencia de su música, este álbum muestra unas texturas distintas. ¿Qué le impulsó a tomar esa decisión?
Evolucionar implica saber divertirse a partir de la experimentación. El factor sorpresa debe ser una constante al comenzar un proyecto, aunque es verdad que el porcentaje de acierto varía de un disco a otro. Buscar nuevos sonidos, las texturas de las que habla, fue una prioridad cuando nos propusimos diseñar “Bailar el viento”. Se ha notado el trabajo desarrollado durante doce meses a la hora de encajar las piezas bien.
¿Qué ha cambiado en su música en los últimos 13 años?
Entre todos hemos logrado alargar un sueño que sigue conservando intacta la emoción del primer día. Eso no ha cambiado. La tortura de crear una canción única está viva (ríe)... Esa búsqueda es una golosina, un atractivo para que la ilusión se pierda del todo. Intenta hacer que no caduque; que sobreviva a las modas. Esta es una profesión muy inestable. En cada disco te lanzas al vacío sin saber con exactitud si se abre el paracaídas o te pegas el gran tortazo.
A ese buen momento, además, hay que sumar la visibilidad que ha tenido su presencia en una campaña de navidad de Tele 5?
Eso ayuda; es otro empujón que hay que sumar a todo lo que está pasando en torno a “Baila el viento”, pero yo sí que diferencio mi parte artística y mis participaciones en programas que en algunas ocasiones son útiles para que un espectador te redescubra. Colarse en la casa de un vecino sin permiso es agradable, pero yo prefiero que sean ellos los que se acerquen a mi disco y valoren si ahí existe un buen trabajo.
¿Esperaba que este trayecto tendría tanto recorrido?
Yo he estado muy ocupado en pelearme con mi verdad, es decir, que nunca me propuse cuánto iba a durar esto porque todo eso me genera cierto “yuyu”. El secreto está en las canciones y, a partir de ahí, el artista solo puede poner todos los medios que tiene a su alcance para que la verdad que intenta transmitir sea creíble.
¿En qué punto posiciona su carrera?
En un punto en el que me siento muy conforme con la mayoría de las cosas que he hecho. Está claro que ha habido momentos duros y desaciertos, pero una carrera bien edificada no se gana en un programa de televisión. Eso se consigue con canciones, trabajo y, sobre todo, mucho tiempo.
¿Pero se imagina una trayectoria igual de larga que la de Raphael?
El otro día coincidí con él en un acto y, sinceramente, no sé yo si sería capaz de conservar las ganas que aún destila después de vivir tantas cosas. Él transmite la energía de un niño chico, algo que nos resistimos a perder con el paso de los años aunque el calendario se empeñe en decir los contrario.