Pasados unos meses, incluso dibuja una sonrisa mientras cuenta su historia. Sin embargo, y a pesar de que su recuperación va bien, no deja de reconocer que lo ha pasado mal.

María Ángeles Morales, una vecina de la céntrica avenida La Salle, lleva más de dos meses durmiendo en una habituación de su casa que no es la habitual.

Ha tenido que improvisar otra, con una cama articulada que ha tenido que adquirir, en el primer piso de su vivienda porque no puede subir las escaleras, y colocar un elevador eléctrico le supondría un gasto de más de 12.000 euros.

¿La razón? En septiembre, mientras iba a buscar a su nieta para llevarla al colegio, Angelines, como la conocen sus amigos, tropezó en un hueco que había en la acera de un tramo de la avenida Buenos Aires, ya reparado. La caída fue tan violenta que se fracturó la pelvis. Ahí comenzó su calvario.

A la obligación de dormir boca arriba y sin moverse durante un tiempo como consecuencia de la lesión se le han sumado las dificultades para conciliar el sueño debido a los ruidos que genera, sobre todo, una cafetería que está debajo de su vivienda, en la zona conocida como La Rotonda. "Comienzan a arrastrar sillas desde las 5:30 horas y, a veces, no cierran hasta bien entrada la madrugada (2:30 horas)", lamenta esta auxiliar de clínica ya jubilada. "En alguna ocasión concreta hemos llamado a la Policía Local y no han venido porque estaban ocupados", asegura.

Y aunque ya han pasado algo más de tres meses desde que se produjo la caída, a Angelines no se le ha pasado su malestar con el Ayuntamiento de Santa Cruz, al que responsabiliza de su tropiezo por el estado de la acera. "La avenida Buenos Aires da pena", enfatiza.

Para que quede clara su postura, remarca: "Aunque siempre he sido de Coalición Canaria, este año no les he votado. No tenemos apoyo", sentencia.

Claro que su enfado tiene cierta justificación. Y es que apenas unos meses después de haberse jubilado, en 2013, y mientras paseaba por la céntrica calle Castillo acompañada de su marido, María Ángeles sufrió un robo violento.

Un delincuente, al que no se detuvo, por lo menos en el momento, le golpeó por la espalda para robarle el bolso. Resultado: caída al suelo que le produjo la rotura de uno de sus hombros y varias costillas. Luego, muchos meses de recuperación física y psicológica.

"Me atendió una chica que venía con un crucero. No había policías alrededor y mi marido intentó atrapar sin éxito a ladrón", subraya Angelines.