No tiene la tradición de "El Fantasma de la Ópera", pero tampoco le faltan los mimbres del teatro musical. "Sister Act", el espectáculo que anoche se estrenó en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife, es una propuesta coral. Más allá de las individualidades que protagoniza la impulsiva Deloris (Mireia Mambo Bokele), la producción de Stage Entertainment España ha almacenado su joven prestigio -la historia se remonta al año 2009- defendiendo esa idea de grupo de la que tanto tira Diego Pablo Simeone. Ese partido a partido que se juega en cada función es lo que provocó la aceptación de los clientes de Broadway o del West End londinense. Sin tener definido un gran tema de bandera como los que envuelven las tramas de "Cats", "Chicago", "Los Miserables" o "Sonrisas y Lágrimas", la discoteca de la que tira "Sister Act" está repleta de guiños setenteros y ochenteros que generaron entre los asistentes momentos de admiración. Aún así, la música en vivo es altamente contagiosa.

Partiendo de unos postulados muy sencillos, atados al teatro más artesano, el reto es conquistar a los espectadores a través de una metamorfosis escénica que se aprecia con claridad durante las más de dos horas y veinte de representación. Como si de un gusano de seda que evoluciona a una hermosa mariposa se tratara, "Sister Act" tiene un arranque terrenal que no deja de elevarse hasta el acto final. El punto de inflexión lo marca el número que conduce al público a un corto descanso. Ahí ya se hace visible el cambio que está por llegar. Tan cinematográfico como el proyecto que encabezó Whoopi Goldberg, las religiosas que han rehabilitado su convento junto al Castillo Negro tienen argumentos de sobra para generar hasta el 4 de enero un entretenimiento recomendable.

"Sister Act" generó en su primera aparición secuencias estelares, unas cuantas risas y escenas cargadas de asombro, brillo y una fantasía aparentemente no distinguible al inicio de una función que se eleva hasta límites insospechados. El público aceptó con un sí rotundo la puesta de largo de un musical tan celestial como indica su nombre. Una buena apuesta de Navidad.