Después de casi 38 años vinculado al Círculo de Amistad XII de Enero, ayer fue el último día de trabajo en El Recreo de Antonio Pitti García, quien ahora dejará sus inseparables chaqueta, corbata y libreta para recuperar su condición de socio de número, que compaginará con su condición de asesor de la Junta Directiva por acuerdo unánime, con derecho a asistencia a las reuniones, dado su conocimiento y experiencia sobrada.

A Antonio Pitti se le puede considerar como el "padre adoptivo" de las instalaciones deportivas de El Recreo en Barranco Hondo. En su condición de arquitecto técnico, comenzó su relación con el Círculo de Amistad XII de Enero el 3 de abril de 1978, y hasta el 4 de julio de 1985, como jefe de obra del club deportivo, a la que siempre ha considerado una de sus "hijas".

A propuesta de Antonio Servando Llopis, entonces presidente del Círculo, Antonio Pitti se incorpora como director técnico del Club Deportivo de la sociedad el 5 de julio de 1985, una labor que, después de nueve años, continuó otros cuatro durante el mandato de Andrés García Mata. Desde su puesto, participó en las reformas y el mantenimiento de las dos sedes: la de Barranco Hondo (Candelaria) y la de Ruiz de Padrón (Santa Cruz de Tenerife). Su objetivo siempre fue la mejora y corresponder a las expectativas de los asociados.

Coincidiendo con la toma de posesión de Ignacio González López como presidente del Círculo, quien ya había pertenecido a las juntas anteriores, Antonio Pitti es nombrado el 1 de julio de 1996 como gerente de la sociedad, la etapa más difícil, a juicio de Pitti y, sin embargo, una de las más fructíferas en la historia de la sociedad. Junto a las obras y reformas desarrolladas hasta la actualidad, entre las que destaca la ampliación de Ruiz de Padrón, Antonio Pitti asume hasta la organización de eventos que combina con tareas administrativas. Y ahí, siempre atento y servicial, ha estado Antonio Pitti, una de esas caras amables de la sociedad, ejemplo de trabajador infatigable.

De la mano del gerente que han conocido las últimas generaciones de asociados y amigos de El Recreo, la sociedad no solo impulsó el Carnaval -con el fallecido Julián Martín como gran valedor-, sino recuperó tradiciones como el Baile del Estampado o abrió la institución a Santa Cruz.