Cuando salga este artículo será el fin del año 2015, para muchas personas: para los parados, con problemas laborales, habrá sido un año malo, pero para la nación, según los medios de comunicación, en general, ha sido un año bueno: se ha creado algo de empleo, no todo el que debiera; hay inversiones, algunas extranjeras; el turismo marcha bien, la industria se mantiene, la agricultura también. Las empresas españolas hacen proyectos en el extranjero, hay relativa paz, descontando la violencia machista. Para mí es preocupante la desmoralización actual, la falta de creencias, el poco respeto a nuestros símbolos y a la patria común; somos la primera nación europea, descubridora y civilizadora de un continente como América, con importantes descubridores, científicos, artistas y hombres de letras; lo suficiente para sentirnos orgullosos de nuestra patria. El "seni" catalán prácticamente ha desaparecido; la banca y la industria comienzan a abandonar Cataluña. Sin embargo, en estos momentos me preocupa más el futuro. Veo poco claro el próximo año 2016. Hay tendencias a romper la nación. Curiosamente quienes nunca han sido independientes: Cataluña, País Vasco, Navarra... Sin embargo, quizás lo peor es que el partido socialista obrero "español", al menos su secretario general, está más preocupado por gobernar, después del peor resultado socialista, que por salir de la crisis actual. Agudizada después de las elecciones por partidos antisistema, antieuropeos, con importantes promesas, difíciles de cumplir a no ser con medidas que no quiero ni pensar, quitándoles a unos para darles a otros, un estilo bolivariano, del que hemos visto sus consecuencias: expropiaciones sin fin, falta de medicinas, alimentos y artículos de la vida diaria, pues las empresas se abstienen ante el riesgo de pérdidas; presos políticos, falta de seguridad, etc.

Tristemente nuestro socialismo no es socialdemócrata; si lo fuera, la solución a todos nuestros males actuales sería mas fácil. Es más bien radical; por eso está más dispuesto a pactar con los partidos denominados de izquierda, y separatistas, que con los conservadores, en este caso el PP y Ciudadanos, formando un bloque constitucional que con una mayoría importante podría dar lugar a un Estado estable. Qué diferencia con la socialdemocracia alemana, sueca, inglesa, francesa; europea en general, que ponen el interés común y el bien del Estado (con mayúsculas) por encima de todo. Podrían repartirse el poder; si se trata de incompatibilidad entre los dirigentes, que se pongan otros, pero lo primero debe ser salir de este atolladero lo mejor posible. También respetar nuestra Constitución, ley de leyes; la Monarquía, con lo que significa de continuidad. Tenemos un rey prudente, formado, que se desenvuelve muy bien en todas partes, que habla idiomas y tiene una buena presencia. La república, en muchos sitios, es la forma de gobierno y les va bien, pero en España nos ha ido fatal con las dos que hemos disfrutado; la segunda terminó inevitablemente en una guerra civil, hermanos contra hermanos. A ver si Dios echa una manita a la antes católica España, cuna de santos y mártires. Digo lo de antes porque actualmente en las iglesias, al menos en Canarias (la península es otra cosa), solo suele verse personas mayores, normalmente mujeres, nada de niños y jóvenes. En la familia, con el trabajo fuera de casa de la mujer y la electrónica, la vida en común prácticamente ha desaparecido, casi no se habla en la familia y la formación de los hijos está casi en desuso, también en las escuelas, y no digamos en la universidad, que es poco edificante. En estos momentos ninguna de nuestras universidades está entre las cien primeras; hemos perdido nivel formativo, especialmente en valores.

El domingo pasado celebró la Iglesia católica la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret: San José, la Virgen María y el niño Dios. El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha asegurado en la misa que celebró con este motivo que lo más moderno, avanzado y progresista es defender y apoyar la familia (cosa que no está ocurriendo en España ahora). No cabe dejarse condicionar por posiciones que, bajo capa de progreso y modernidad, están dificultando potenciarla. Es de una urgencia inaplazable defender la familia y promoverla. Hasta hace unos años en Canarias la familia se formaba entre un hombre y una mujer que normalmente se casaban por la iglesia, con unos deberes y obligaciones. Después se pasó al matrimonio civil, y hoy en día privan los aparejamientos, con un descenso en las obligaciones, que repercute sin duda en la educación de los hijos, escasos normalmente.