La polémica o batalla sobre la educación brota especialmente con la ocasión de dos fenómenos, entre otros: la Ilustración y la Revolución Francesa. En esta última a través de los principios seductores de "libertad, igualdad, fraternidad".

En el siglo XIX, y en todo el XX, el predominio o no del Estado sobre la educación es algo común a la mayor parte de las naciones, y llega hasta nuestros días. A finales del siglo pasado, en Estados Unidos, nacido de una liberación y pluralidad de Estados, apareció la obra "La rebelión de los padres", que fue como un grito: "Los hijos -los niños- no los traen al mundo los políticos, sino los padres". El marxismo, especialmente con Lenin, educador en tres países europeos, había lanzado antes otro grito: "Dame la escuela, y transformaré la sociedad".

La Ley Villar Palasí, que tuvo la ocasión de destacar mi posición parlamentaria ante su magna ley de 1970, situó en sus justos términos la educación, que luego en la etapa del ministro Martínez Esteruelas se desarrollaron, con los conciertos educativos, que han permito salvar la enseñanza no estatal, como me expresó fray José López Ortiz, en su momento.

La aprobación, en 1948, de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de Naciones Unidas, dio, en su artículo 26, prioridad a los padres en el ejercicio del derecho de elegir el género de educación par sus hijos. De tal manera que en los tratados económicos, desde el de Maastricht, al referirse a la educación de calidad y de la formación profesional.

¿Momento actual español, y el futuro? En el editorial del Abc de 14-8-2015, "La izquierda se cree dueña de la educación", se da una pista. El antecedente está en que al final del mandato de Aznar, se aprobó una ley orgánica sobre la calidad de la enseñanza, siendo erróneo establecer un plazo de dos años para su entrada en vigor. Nada más entrar el gobierno de Zapatero, fue derogada. Rajoy, durante su mandato, aprobó la Ley de Wert, muy discutida, y muy discutida por la izquierda. No hay ninguna duda de que el Partido Socialista ya ha dado muestras, donde ha gobernado, de situar al Estado como rector predominante en la escuela.

Haber dado las competencias de educación a las Comunidades Autónomas es lo que constituye, seguramente, el mayor riesgo para desmembrar España, como Ortega y Gasset en su debate con Azaña vislumbró. Pero es el cogollo de todas las turbulencias para reformar la Constitución española, como Rodríguez Arribas, y García de Cortázar han preanunciado.

*Autor de "España en la encrucijada"