Ya se sabe que, según los estudiosos sobre el tema -hay gente para todo-, los que se proponen nuevos retos para el siguiente año que comienza y no los cumplen es, sencillamente, porque supone un gran error confiar sólo en nuestra fuerza de voluntad, ya que si afrontamos los retos aportando únicamente nuestra intención de superarlos fracasaremos. Es por ello que no estaría mal proponerse un solo reto importante por año (para qué más), y si se logra vas más que contento.

Pero además de ese reto destacado no estaría mal proponerse pequeños desafíos que te distraigan el día a día y te arrastren a la aventura cotidiana de sentirte vivo, que no está del todo mal: hacer ejercicio, leer, escuchar música, viajar, ahorrar algo de dinero para vivir dignamente, una familia unida, soñar, ser solidario, compartir, escuchar, amar y ser amado, decir te quiero, salud, escribir una novela, rodearse de amigos y de emociones positivas, sonreír hasta que se te arrugue la cara, despeinarte ante la vida, mimar los recuerdos, plantar un árbol -lo de montar en globo lo dejo para otro año-, perdonar, luchar, vivir el momento y el ahora como si no existiera un mañana, liberar las emociones reprimidas, dejarse sorprender por la vida, meditar, dar las gracias de forma continua, disfrutar de las pequeñas cosas sobre todo de los momentos en los que se convive con las personas que más se quieren: padres, mujer, marido e hijos porque nunca se sabe cuánto te van a durar y más vale disfrutarlos en vida que no echarles de menos una vez se hayan ido...

Por otra parte no estaría mal que sus Majestades los Reyes Magos nos trajeran un poco de sentido común a los españoles en general y a los políticos en particular para que entre todos pudiéramos alcanzar una cierta estabilidad política y social que siguiera afianzando nuestra aún endeble economía y, sobre todo, que la falta de "sentido de Estado" que se les está viendo a los actuales protagonistas de nuestra aún incipiente nueva legislatura no vaya en contra de todo, lo que hemos conseguido con tanto dolor y sacrificio la inmensa mayoría de los españoles. No estaría mal, pues, que dichas majestades nos trajeran políticos que no nos mientan; que miren más por los intereses generales y menos por los particulares y de partidos; que sus ideologías no estén al servicio de sus rencillas y egoísmos patrios; que no se sigan forrando a costa de nuestros bolsillos, pero que tampoco nos den lecciones de integridad moral e incluso éticas cuando lo que realmente desean y persiguen es alcanzar el poder, no sólo para desarrollar sus demagógicos y sectarios programas políticos, sino sobre todo para impedir que el "enemigo", que no adversario político, alcance los suyos propios.

En definitiva, queridos Reyes Magos, que nuestros impuestos, que los pagamos con tanto sacrificio y esfuerzo, vayan para contribuir al sostenimiento del Estado del Bienestar; ya saben, a educación, sanidad y justicia principalmente; y no tanto para apuntalar empresas públicas deficitarias repletas de familiares, parejas y amigos de los políticos y políticas de turno -¡cuántas palabras hay que escribir ahora para decir lo mismo y no enfadar a tanto friki sectario!-, y mucho menos que se lo queden para incrementar sus patrimonios particulares o que lo destinen a subvenciones ideológicas como contrapartida a adiciones inquebrantables futuras; y si fuera posible, veneradas majestades, que no nos bombardeen con más impuestos, tasas, subidas de precios, regulaciones y trabas administrativas, y se acuerden un poco más de la defensa de la libertad individual y de mercado, que siempre nos vendrá bien para prosperar económica y socialmente, ya que, en definitiva, es la mejor forma de convertirnos en una sociedad próspera y rica.

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