Los autores del espectacular robo en la nave de Cash Diplo en Las Chafiras, en San Miguel, demostraron conocer bien el terreno donde actuaron, tanto para sustraer la pala mecánica con la que hicieron el enorme agujero en la pared, como para actuar justo donde estaba la caja fuerte en la instalación y para abrirla en un descampado alejado de cualquier testigo.

Los delincuentes acudieron hasta una cantera de extracción de áridos situada entre la carretera de Atogo y la cabecera Sur del aeropuerto Reina Sofía. Tras romper el candado de la verja exterior, entraron a la explotación. Primero revolvieron las cabinas de dos camiones para buscar llaves de palas. Primero intentaron arrancar una pequeña, pero esta carecía de luces y no les interesó. Después, entraron en una de mayores dimensiones y potencia. Forzaron y partieron una llave al tratar de arrancarla, por lo que seguidamente le hicieron un "puente eléctrico" para ponerla en marcha. Después, precedida supuestamente de un turismo de los ladrones, la pala fue conducida por la carretera de Atogo, pasó bajo el puente de la autopista y, cien metros después, giró hacia la izquierda, hacia el polígono de Las Andoriñas. Cruzó un estrecho puente y accedió hasta la zona donde estaba la antigua sede de Hiper Dino. Desde ahí, fue más sencillo llegar a una calle paralela para reventar uno de los muros de la fachada de la nave.

Una vez que los responsables del robo con fuerza cargaron la caja fuerte en el "cucharón" y circularon con la misma en sentido ascedente hacia un descampado situado al norte del polígono industrial, donde hace muchos años existió un circuito de tierra para vehículos. En ese lugar, los delincuentes procedieron a abrir la caja fuerte y a obtener el botín, que asciende a más de 25.000 euros.

Y posteriormente la pala fue abandonada doscientos metros más al norte, cerca de unos invernaderos.

Fuentes de la empresa propietaria de la pala mecánica estiman que los daños causados en la máquina ascienden a unos 3.000 euros aproximadamente.

Más difícil será cuantificar los daños generados en la nave. Y es que, además de los destrozos registrados en la fachada y en la oficina arrasada, hay que tener en cuenta los días en los que el recinto no podrá abrir al público. Ayer, los trabajadores de Cash Diplo en Las Chafiras se dedicaron a la recogida de escombros y mobiliario inservible, para lo que hubo que mantener cerrado un carril de la calle.