Para entender el porqué del establecimiento de la corrupción generalizada en España, recurrimos a lo expuesto por el Papa Emérito Benedicto XVI en su libro "La infancia de Jesús", quien, saltándose todas las tradiciones, afirma que es más que probable que los Reyes Magos no viniesen de Oriente, sino de Tartessos, la civilización buscada por los fenicios (formidables comerciantes), que la historia ha situado en los alrededores de Huelva y Cádiz, dejando a Persia olvidada como el origen de estos tres personajes que, a lo mejor, eran cuatro o seis. En cualquiera de los casos, la Biblia sí confirma la presencia en la Navidad de estos, al parecer, astrólogos para rendir homenaje a Jesús de Nazaret entregando regalos de gran riqueza, como el oro, el incienso y la mirra. Y aunque España, con conciencia de nación no iba a existir hasta la Guerra de la Independencia, gracias al levantamiento de la población civil harta de Pepe Botella, la corrupción, los escándalos reales al uso y los vividores con uniforme, la impronta del tesoro transportado y obsequiado en Belén por aquellos personajes bíblicos impregnó, para siempre, casi todo el territorio peninsular. Ni Melchor ni Gaspar ni Baltasar conocían que "la estrella" los llevaría a un humilde establo y que la pobreza presidía aquel escenario. El paso de los tiempos trastocaría la escasez por la opulencia. Y hasta hoy.

Así, a pesar de que en Canarias se ha llegado a la increíble cifra de once millones y medio de visitantes, continúa sin conocerse el destino de todos esos dineros ganados y que podrían contribuir, con un seguimiento exhaustivo a los enormes beneficios, para paliar la crisis que, a pesar de Rajoy y Montoro, aún circula por las calles de manera insultante y preocupante. Los ricos son más ricos y los pobres malviven en un mundo donde la penuria toca cada día a las puertas de sus hogares o de los establecimientos sociales. Una vez más, y con el cabreo conocido de los políticos responsables, Cáritas no es que haya metido el dedo en la llaga, sino que la ha mostrado con todo rigor a la sociedad.

La pobreza afecta, cada día más, a la población infantil. Estamos ante la mitad de los 8.873 desfavorecidos a los que la organización atendió en el primer semestre del pasado año. El 3,07% de los casos poseen estudios universitarios, lo cual es un fenómeno nuevo que no se había dado nunca, agravando los problemas sociales, donde la desigualdad ha aumentado en once puntos en los últimos años. Es decir, la mejora anunciada no llega a las personas a las que atienden las organizaciones sociales. Particulares y entidades bancarias tratan de tapar algunos agujeros. Mírame-Tv ha tenido que emprender una serie de actos para recoger juguetes cuyo destino está en los niños que carecen de todo y que al menos un regalo llegue a sus manos. La entidad financiera La Caixa, a través de su obra social, invierte 13 millones en Canarias, contando con acuerdos importantes como el de comedores sociales, dando desayunos a más de ¡siete mil niños cada día! Es decir, lo que se debe hacer desde todas las instituciones (desvío de dineros hacia los más desfavorecidos, operaciones que se realizan habitualmente con otras partidas que afectan a diferentes departamentos) lo tienen que asumir unas gestiones particulares a las que, bienvenidas sean, no les corresponde este rol, y los ineptos que deberían ocuparse de ellas duermen tranquilamente con la irresponsabilidad muy lejos del "portal" Pancho Camurria.

A pesar de todas las voluntades, de cada cien afectados por la pobreza de las Islas, quedan todavía 80 personas que no son atendidas y más del 70% tiene entre 30 y 59 años, lo que significa que está bajando la franja de edad de la desigualdad, que perjudica a personas cada vez más jóvenes, así como aquellos que, aun trabajando, no les alcanza para vivir. Son los famosos trabajos-basura-temporales de Rajoy.

Cuando alguien en Canarias dice que no hay personas sin hogar, miente, dijo el responsable de Cáritas. Porque la realidad es que existen en el Archipiélago 20.000 personas sin hogar y que, electoralmente, se ha difundido mucho todo lo contrario. Va a resultar que el paso de los Reyes Magos por nuestro territorio camino de Belén, como escribe el papa Benedicto XVI, haya dejado aquí su impronta para siempre.