Cuando cumplían siete años, los niños espartanos abandonaban sus casas para quedar bajo la potestad de un magistrado experto que supervisaba su educación. Se integraban en una especie de unidad militar infantil y aprendían a leer recibiendo la tutela del Estado espartano hasta los 20 años; luego, escogían a los mejores en una criba salvaje.

Siempre he creído que la mayor parte de las asociaciones de vecinos se convierten en "pequeñas espartas" listas para surtir de futuribles a los ayuntamientos de turno. Chicos en el barrio que sueñan con ser lo que sus tíos siempre recomendaron: "No seas bobo, Raúl, mira al Chino. Empezó pegando carteles, se metió en el partido y hoy es concejal cobrando casi 3.000 euros". Hacer política puede ser la actividad más rentable a día de hoy, y es que para ocupar con folclore un escaño en el Parlamento o ser ilustrísimo alcalde no es necesario disponer de estudios específicos ni tener experiencia laboral. El protocolo de iniciación tiene unos pasos, y empieza por adoptar los patrones gestuales y verbales del líder, porque, al fin y al cabo, afiliarse no cuesta mucho e igual se lo acabas agradeciendo a la tradición de Fraga, Manuel Hermoso o Pablo Iglesias Posse.

Antes, aspirar a la carrera pública era como el que se metía en una tuna, pero ahora los que saben dicen que entre "Clavelito" y "Suspiros de España" hay disparidad de opiniones, o lo que es lo mismo, que han cambiado tanto los patrones que a los de Juventudes de los de Nuevas Generaciones solo se les distingue por el color de los calcetines. No obstante, para ser un buen discípulo y promocionar la carrera se encomienda defender hasta la irracionalidad a tu "alter ego"; si llegas hasta el final, más de 140 caracteres acaban dando argumentos para justificar la Púnica, el fraude de los ERE o los casos de corrupción en CC.

Incluso, si tienes pasta, te puedes pagar un curso en el Centro de Alto Rendimiento del Éxito Político (CAREP), donde se imparten módulos de 10 horas en hasta cinco disciplinas; tampoco está nada mal la Escuela Manuel Fraga para formar a jóvenes talentos. En su defecto, siempre puedes ir a una chuletada de CC y empezar a tomar notas del recurrente sentimiento patrio que condensa la imperiosa necesidad de un gobierno nacionalista para Canarias y San Borondón.

Miro la hemeroteca y sigo sin entender cómo, tras el arduo trabajo de la clase política construyendo la corrupción y el clientelismo en el Archipiélago, los frutos de una cosecha tan próspera se han materializado en un aumento de afiliados y una mayor presencia de la juventud en la cosa pública. Lo que queda de manifiesto es que la cantera se respeta y no se toca, porque es como un mercado persa donde se ve de todo y solo unos califas manipulan.

Así, los colectivos teledirigidos, las asociaciones supervisadas por el concejal y las subvenciones arbitrarias por los servicios prestados representan las viejas formas que todos respetan, asegurando la ley sagrada que protege a los que cumplen y, como cumplen, se les obsequia.

En Esparta sobrevivía el joven más astuto y abyecto; en la política canaria, también.

@LuisfeblesC