La que nos hemos dado los españoles el 20 D en cuanto a la gobernabilidad del Estado. Que no es menor que la que se dieron los ciudadanos catalanes en su Comunidad. Ahí estamos. La Comunidad con más peso en el PIB nacional y el propio Estado, haciendo cábalas para ver cómo se puede salir del problema en que nos hemos metido. Y supongo que la Unión Europea (UE) mirando de reojo, o directamente, a ver cómo salimos del embrollo sin afectar seriamente al conjunto de Europa.

De las posibles concertaciones o pactos que circulan para hacerse con el poder ("poder" que mucha duda me infunde de si es para encontrar vías de satisfacción a los ciudadanos o es simplemente "poder"), me sobresalta otro ataque a la línea de flotación de la democracia. Un partido ya viene planteando una suerte de acuerdo que imite en su actitud al que se dio la Comunidad de Cataluña en un aciago día: el Pacto de Tinell. Aquel pacto, que devino en una merienda de blancos, a juzgar por cómo dejó las arcas de aquella comunidad autónoma, tenía un objetivo básico: sacar al PP de todas las instituciones. Ahora se pretende lo mismo, pero en todo el Estado.

La vituperada y prostituida democracia es algo más, bastante más, que votar cada equis tiempo y los pactos que se puedan dar con natura o contra natura. Es, habría de ser, el respeto y la concordia entre quienes piensan de forma diferente. No se puede, no se debe, tratar de erradicar la representatividad de millones de ciudadanos estableciendo pactos a tal fin. Todo ciudadano que ejerce su derecho al voto tiene, también, el derecho a estar representado en las instituciones en la medida de que sus votos adquieran el peso que la ley otorga. Ley que ya hace tiempo precisa ser corregida para que, efectivamente, el voto de cualquier ciudadano tenga el mismo valor en cualquier lugar del Estado o circunscripción.

En aquel Pacto de Tinell participó el Partido de los Socialistas Catalanes (PSC); un partido tenido, hasta entonces, por democrático. Allí quebró su trazabilidad por tanto tiempo mantenida. Hoy, Podemos, un partido que surge de la democracia asamblearia, pretende lo mismo ¿Cómo se pueden postular de demócratas quienes no respetan los principios de la democracia?

Así vamos.