La dulcería La Palmera elabora desde hace más de 76 años los que quizás, y sin quizás, sean los mejores dulces de Santa Cruz de La Palma. Es un negocio familiar que ha ido pasando de generación en generación. Abrió sus puertas el día 10 de octubre de 1939 y siempre estuvo ubicado en la calle Real, en la principal arteria comercial de la ciudad, de la que ha formado parte de su estampa más tradicional hasta que hace apenas un mes se "mudó" a la calle Trasera, aunque tratando de mantener todo su encanto.

"Teníamos un alquiler de los antiguos" y tras cambiar la ley "llegamos a un acuerdo con el propietario para abrir por detrás" dentro del mismo edificio, cuenta Conchi Arrocha Martín, quien junto a sus hermanos Javi y Jaime gestionan el negocio que abrió su abuelo. Otra clave de la mudanza fue "que queríamos poner mesas y sillas y allí (calle Real) no teníamos espacio".

El sentimiento de riesgo que implica un cambio siempre existe. El riesgo "y el miedo de que pueda salir mal. Nunca sabes cómo responderá la clientela ", comenta Conchi, en una conversación que huele a los tradicionales bollos, a los exquisitos rollitos y a palmeras recién elaboradas. Una pastelería de las de verdad.

Las dudas del principio del traslado se están disipando, y durante las primeras semanas en la calle Trasera "nos ha ido un poco mejor que antes. Esperamos, y creemos que será así, que la gente se dé cuenta de que el cambio es para tratar de mejorar y atender de forma más cómoda". "Todavía nos faltan algunas cosas por colocar, pero teníamos que abrir ya porque tampoco podíamos seguir durante más tiempo cerrados", admite mientras atiende a una clienta.

Para sobrevivir en tiempos complicados para cualquier establecimiento, la dulcería La Palmera ha decidido ampliar sus servicios. Mantiene los productos de toda su vida, pero se ha abierto un poco más a la hostelería: "Ahora ofrecemos también desayunos. Bocadillos, pulgas, café...". Y es que "somos la tercera generación en este negocio" y el objetivo más inmediato "es lograr que llegue a la cuarta", sentencia la copropietaria de la confitería.

La crisis "sí se ha notado" como en cualquier sector. A propósito, Conchi destaca que "la calle Real desde hace unos años ya no es lo que era", y no solo por la pérdida de comercios tradicionales. "La calle Trasera ha ido ganado su espacio y cuando cierran las tiendas a las ocho, la calle Real se queda muerta y aquí, al contrario, hay más ambiente", subraya.

Los tres hermanos, "antes éramos más empleados", pueden presumir de la calidad de sus productos, que desde hace poco tienen deben competir con los dulces congelados de franquicias que han logrado su espacio en la capital.