Es el encargado de coordinar la previsión y vigilancia de los fenómenos meteorológicos en Canarias y, por tanto, en los últimos meses se le ha preguntado mucho por este verano prolongado que se vive. Jesús Agüera lo explica aquí matizando que en las Islas sí está afectando el calentamiento global y que las temperaturas seguirán al alza, pero que, de momento, no hay fenómenos de cambio climático.

¿Se puede aún negar el cambio climático o hay matices en eso?

En Canarias y desde 2000, llevamos unos años en los que, claramente, hay un aumento de la temperatura respecto a la media. Aunque sean pequeñas diferencias o anomalías, todos los meses tienen carácter cálido. El pasado año, el verano, otoño y lo que va de invierno, y aunque han bajado algo las temperaturas ahora, están siendo más cálidos. Es raro encontrar meses fríos, aunque en enero, febrero, marzo y abril de 2015 sí hubo más frío de lo normal. Es decir, se intercalan meses fríos con calientes, pero la tendencia es la de ese aumento aquí y en todo el mundo. Y más si se compara de 1980 a 2010, que es como se toma ahora, en vez de 1970 a 2000.

¿Tienen calculado ese aumento en Canarias? ¿Llega a grados?

Cada año es un poquito más cálido que el anterior, pero no hay diferencias de grados, que sí se dan en otras partes. Aquí, los meses tienen a veces 0,1 grados más, aunque hemos tenido de 1 grado y hasta cerca de dos, pero no en todas las zonas y hay que diferenciar cumbre, medianía y costa. Hay aumento cada año, pero sin grandes diferencias por el mar, que las atempera mucho. Tampoco tenemos grandes olas de calor en los últimos 2 o 3 años, por encima de 40 grados. Los veranos se acercan a 35 o 36, aunque se nota más en otoño e invierno, que no son como hace 10 o 12 años. Antes teníamos inviernos muy fríos y con nevadas, pero esto hay que hacerlo con más tiempo, en uno o dos decenios, para sacar conclusiones, pues, más allá de las temperaturas, el comportamiento de las precipitaciones y borrascas siempre ha sido muy desigual: hay inviernos en los que afectan mucho y se dan 10 o 12 borrascas entre diciembre y enero, y otros en los que casi no se dan. En los 2 últimos años, no tuvimos grandes temporales de lluvias, marítimos o borrascas, pero eso también pasó este año en la Península por el paso de las borrascas muy al Norte.

¿Este aumento en Canarias lo achaca al cambio climático?

El calentamiento global es algo innegable en todas las zonas, es decir, el mar y la tierra se calientan, sobre todo más en las partes continentales, aunque hay unas pequeñas áreas donde se dan unas anomalías frías. Pero una cosa es el calentamiento y otra el cambio climático, que supone que están ocurriendo fenómenos que no ocurrían. Aquí, todos recordamos la tormenta tropical Delta de hace años, aunque, desde entonces, no hemos tenido ningún ciclón tropical ni ninguna situación severa que no haya ocurrido antes: es decir, entradas de calima, borrascas del Atlántico, tormentas procedentes del continente africano...

O sea, nos afecta el innegable calentamiento, pero no sufrimos fenómenos de cambio climático.

El calentamiento no se niega. Hay consenso científico internacional y se puede discutir si la acción humana afecta más o menos o es parte de la variabilidad del clima, pero basta comprobarlo con los datos de temperaturas que tenemos desde hace 40 años: la tendencia es claramente creciente.

¿Le convence el acuerdo de París o lo cree insuficiente por las cifras y por no ser vinculante?

Los científicos tienen el papel de la observación, llegar a conclusiones y presentárselas a los que toman las decisiones. Es muy difícil convencer a países en desarrollo para que dejen de emitir cuando ya lo han hecho los desarrollados. En los últimos años, ha habido una reducción mínima y ahora parece haber un acuerdo para ir hacia una economía no tan basada en los combustibles fósiles y sí en modelos más compatibles con el medio. Y esta es la postura del Gobierno español y el ministerio de Medio Ambiente. Con tantos países en juego, todo lo que sea acuerdo, aunque de mínimos, es bueno. Es un texto muy ambicioso y un logro de la comunidad internacional.

Pues hay quien lo tilda de insuficiente y fraude: ¿deberían sancionarse los incumplimientos?

El acuerdo establece unos límites a final de siglo de un incremento máximo de 2 grados en las temperaturas globales porque, si se superan, el clima sería más caótico, habría muchos más fenómenos adversos y bastante más desastres. De todos modos, es un acuerdo que se revisará cada 5 años a ver cómo se implementa. Lo bueno es llegar a él y, luego, cada país es también soberano para tomar sus propias medidas: no es lo mismo uno muy pequeñito que uno muy desarrollado y con mucha industria. Hay islas y países de menos altitud que están muy interesados.

De hecho, ya hay pequeñas islas que han desaparecido o casi...

Sí, en el caso del Pacífico hay islas de pocos metros de altitud que ven peligrar su existencia porque el nivel del mar experimenta una subida constante por el calentamiento del océano y el deshielo, y en muchas ciudades costeras superpobladas, de aquí a unas centenas de años, será comprometido vivir ahí.

En Canarias, que vivimos del turismo, ¿corren riesgos muchas playas, puertos y zonas costeras...?

Hay mucha variabilidad...

Claro, Fuerteventura no es Tenerife, pero ¿corren riesgos playas con acantilados como la de Los Gigantes, El Socorro, El Bollullo...?

Depende mucho de la plataforma continental y la forma de la costa. Con acantilado, no afectará tanto, pero a la playa de ese sitio sí, aunque la elevación sea muy leve.

O sea, sí corren peligro...

Sí, pero hablamos de un intervalo de tiempo muy amplio, pues la subida es de centímetros.

¿No hay cálculos concretos?

No, porque hay muchos modelos y cada uno da elevaciones distintas: de 10 hasta 50 centímetros. Son simulaciones de decenios, de 50 o 60 años. Lo que más preocupa son los fenómenos adversos. El calentamiento puede provocar más tifones, huracanes, sequías o lluvias torrenciales en unas zonas que en otras, y eso, de momento, no afecta a Canarias, que en los últimos años no nos han llegado ciclones tropicales, más borrascas, más calimas...

Pero sí se dio el Delta o el 31M...

El año del Delta tuvimos otros tres pequeños ciclones o huracanes con trayectorias un poco erráticas que viajaron a la Península y parecían indicar que algo estaba cambiando. Sin embargo, no se repitió y, por eso, hay que tener cuidado con hablar de cambio climático. En sitios sí está claramente dándose, pero, aquí, no observamos nada que no ocurriera antes.

¿El calentamiento no está anticipando la floración y afectando a la agricultura también aquí?

En todo el mundo se ven procesos que no ocurrían antes con las precipitaciones y temperaturas que cambian el comportamiento de las cosechas y las plantas, pero en Canarias hay mucha variabilidad. En 2015, tuvimos muchos fenómenos adversos, pero sin grandes olas de calor ni lluvias fuertes, salvo en octubre, pero no periodos naranjas o rojos fuertes.

Pero, y más allá de incendios en Asturias y Cantabria, sí llama la atención este "verano" que tuvimos en noviembre, diciembre...

Sí, pero 2015 ha sido similar a 2014: el verano se ha prolongado bastante y, salvo en octubre, casi no tuvimos otoño, que es una época de lluvias en Canarias, aunque no la mayor. De hecho, llevamos un año hidrológico bastante seco.

¿Desde cuándo no era tan seco?

Según las zonas, porque las lluvias intensas de octubre en Las Palmas y Telde, y aunque solo fuera un día, aumentan la media y se le da al año carácter lluvioso. Hay zonas de Gran Canaria y el norte de Tenerife que son húmedas y donde, incluso, llovió por encima de la media, pero el resto del Archipiélago tiene bastante déficit. Las estaciones no están tan marcadas. En invierno debe llover más y aún puede haber algún episodio, pero diciembre ha sido muy seco y cálido. En este enero, parece que el tiempo no cambiará, pues su comportamiento es muy estable y, mientras las borrascas sigan muy al norte, hacia las islas británicas, no habrá lluvias. El invierno pasado también fue seco, pero hubo un cambio a mediados de enero y se registraron meses fríos. Cada año es distinto, pero no hay nada extraño en Canarias.

Para zanjar lo de París: la ministra de Medio Ambiente no acudió, ¿le parece un error?

Por mi cargo, no puedo hablar.

En Canarias, sorprendió que no fuera ni un técnico, cuando esto preocupa mucho en islas...

Tampoco puedo responder, pues mi tarea es solo la previsión y vigilancia de los fenómenos y alertar a la población con la mayor exactitud posible, así como todo lo relativo al tráfico aéreo y marítimos, y los avisos son muy importantes, pero no las relaciones internacionales ni la asistencia a esas reuniones. Ahí no puedo entrar, pues las administraciones tienen sus representantes.

¿Sigue siendo difícil para ustedes hacer previsiones en Canarias?

Respecto a hace una década, cuando eran solo fiables a 3 o 4 días, ahora ya las podemos hacer a 7 o incluso 10, y también las hay mensuales y hasta trimestrales.

¿Y con el calentamiento o el clima a largo plazo, a 30, 40 años...?

Todo lo que se puede hacer son simulaciones y modelos numéricos de ordenador que necesitan mucha información y nos dan unas proyecciones. Más que previsiones, son estimaciones, pues la atmósfera es algo caótico y si, a desde 10 días, no podemos hacer previsiones seguras, imagine a 40 años. Marca tendencias y nos dice dónde puede haber más elevación de temperaturas o fenómenos adversos en unas zonas del mundo u otras. La atmósfera es demasiado cambiante. Sí son importantes las observaciones de cambios de temperatura y precipitaciones. Eso sí, cada vez obtenemos más información de satélites y los modelos numéricos son mejores, aunque me interesa mucho más la previsión a corto plazo para avisar.

Sin embargo, siguen las críticas por los fallos en previsión...

Sí, pero los modelos no hacen más que avanzar, aunque estamos limitados por la potencia de los ordenadores y porque las redes de comunicación sean prácticas.

¿No estamos a la última en equipamientos en Canaria?

Sí, manejamos los mejores modelos en simulación y el personal cada año es más experto, aunque no hay mucha gente trabajando en esto y dependemos mucho de la calidad de los ordenadores, los modelos, redes de observación, de detección de rayos, satélites... En medios técnicos y personales, tenemos lo mejor, pero la atmósfera es muy caprichosa y puede caer un chubasco intenso en una zona y, a 2 kilómetros, no caer nada y a este nivel de previsión tan local, obviamente, no se puede llegar aún. Pero la mayoría de fenómenos adversos, como calima, temporales marinos, precipitaciones intensas, olas de calor o rachas fuertes de viento se prevén con bastante exactitud.

Con el calentamiento se habla de temperaturas y fenómenos adversos, pero poco de viento: ¿puede cambiar la intensidad y la temperatura de los Alisios?

Ahora estamos con un fenómeno del Niño fuerte y esto, que ocurre cada ciertos años, altera un poco el régimen de vientos, aunque quizás no tanto en Canarias y sí en zonas del Pacífico en las que se debilitan o se fortalecen y provoca más precipitaciones. En teoría, el calentamiento es una fuente para que se dén más ciclones y huracanes, pero más en el Pacífico. Aquí, podemos predecir que no se darán en los próximos años, pero sí hay mucha variabilidad de un año a otro: inviernos con muchas borrascas y temporales combinados con otros que apenas los tendrán; veranos con muchas olas de calor junto a otros que no. Sin embargo, si hacemos el balance de un año, como 2015, es muy cálido. Vamos a una situación de altas temperaturas y ya es muy difícil que baje esa tendencia. El resto de fenómenos son muy cambiantes en un año y hay que estudiar muchos matices en muchos años para llegar a alguna conclusión sobre que el clima esté cambiando.

Enemigo de los escenarios apocalípticos

Agüera no comparte el catastrofismo y los escenarios apocalípticos sobre el cambio climático, aunque no niega los riesgos. "Si superamos esos 2 grados a finales de siglo, se desencadenarían bastantes episodios adversos". Pero, ¿se puede parar o no el deshielo en los polos? "En el Polo Norte, lo que se llama verano ártico está prácticamente desapareciendo en los últimos años: es algo que parece que no se puede parar. El problema son las dos grandes masas de hielo que hay: Groelandia y la Antártida. El deshielo de Groelandia sí que es preocupante porque afecta al Atlántico, con ese inicio de una corriente oceánica muy importante, la termohalina; esto podría traer cambios al clima, y lo mismo con la Antártida. El Polo Norte no nos afecta tanto, pero, si se quita mucha capa de hielo, eso actúa como un espejo y la radiación solar se vuelve al espacio. Cuanto menos hielo marino o continental haya, más radiación nos calentará la Tierra, al margen del efecto invernadero. No obstante, no soy partidario de escenarios apocalípticos, pues se ha tomado consciencia hace unos años y lo importante es que se ha pasado de hablar de que muy probablemente se estaba influyendo en el clima con la actividad humana a ahora, cuando tenemos la seguridad de que es así y se están tomando medidas en todos los ámbitos. En el transporte aéreo o marítimo, por ejemplo, los motores son cada vez más eficientes; cada vez se apuesta más por energías antes llamadas alternativas y que ya no lo son tanto, sino una realidad". De hecho, confía en que Canarias avance mucho en esto por su potencial, aunque avisa de que será un proceso lento.

"Ya se pasó el umbral del efecto invernadero"

Pese a su rechazo al catastrofismo, sí que constata riesgos inquietantes, si no se actúa, ante la pregunta sobre qué decirle a los que sostienen que ya llegamos tarde para atajar el cambio climático. "Es verdad que nunca se había tenido tanta concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera; se ha pasado ya el umbral y, a partir de ahora, solo puede bajar y todos los países se han concienciado. Y es que el clima, la atmósfera, envuelve a todo el planeta y lo que se emite en un lugar del mundo llegará luego al resto. Se ha tomado conciencia y estos compromisos internacionales buscan corregirlo. Aun así, la humanidad tiene muchos problemas y el cambio climático es uno de ellos, pues hay guerras, hambres, residuos... Es muy difícil resolverlo todo de golpe. Eso sí, el cambio es muy importante porque es lo que dejaremos a las nuevas generaciones y es ahora cuando estamos a tiempo de evitarlo".