El crítico y curador galo Nicolas Bourriaud, uno de los fundadores del Palais de Tokyo de París y actual director del Centro de Arte de Montpelier, compartió sus teorías y conocimientos sobre el mundo de la estética y el arte con alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna. También lo hizo con los que asistieron al taller que impartió en el Museo de la Naturaleza y el Hombre y al encuentro que mantuvo en el TEA de Santa Cruz con el curador y semiólogo canario Roc Laseca, dentro de "Los encuentros Denkbilder" promovidos durante esta semana por el Cabildo de Tenerife.

¿Qué destacaría de la experiencia que ha tenido con los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna?

Primero he descubierto a cinco artistas que presentaban su trabajo, algo muy importante para mí, para conocer un poco la escena local. Fue muy buena introducción. También he visto una pequeña exposición de los primeros cursos que me pareció muy seria e interesante. Trabajan sobre cosas muy interesantes. Y me ha llamado la atención el edificio de la facultad. Es increíble, de una modernidad que no se puede encontrar en muchos países, porque las escuelas de Bellas Artes en Europa normalmente están en viejos edificios. Es muy raro que sea un edificio que podría ser casi un museo. Es un edificio muy interesante, muy contemporáneo.

¿Y usted, qué les ha aportado?

Discutimos de muchas cosas. Hemos hablado de la evolución del arte en la actualidad desde muchos puntos de vista. No hubo un solo tema de discusión, pero fue un intercambio muy rico.

¿Hacia dónde camina el arte en la actualidad?

Tenemos que reconfigurar nuestras herramientas para entender el destino del arte en una sociedad que es mucho más compleja que antes. El impacto de internet, por ejemplo, es lo mismo que el impacto de la fotografía del siglo XIX, que creó indirectamente una nueva forma de pintura, el impresionismo. Ahora estamos experimentando un golpe tan fuerte como hace más de un siglo. El arte se configura lentamente en la sociedad. Los artistas proponen nuevas ideas y nuevas formas también. La obra de arte como la conocemos está en evolución actualmente.

¿Quizás hay demasiada producción artística?

Una segunda cosa es que vivimos con una especie de hiperproducción global y es más difícil entender las tendencias. Hay muchas micro tendencias y es más difícil para un observador entender por qué. Y tercero, vivimos en un mundo en el cual hay también una reconfiguración cultural, un nuevo tipo de diálogos entre culturas y hay mezclas e imbricaciones que ocurren también. No es como fue el modernismo europeo del siglo XX. No hay una única voz que quiera expandirse, sino una especie de polifonía, de polidiálogo, que va a producir nuevas cosas también. Hay una situación muy compleja, pero tenemos que intentar pensar en esta nueva situación. Qué va a ocurrir en el mundo del arte es muy difícil de decir, pero lo que tenemos que hacer es estar a la escucha de lo que ocurre.

¿Como han influido las nuevas tecnologías en esta situación. Qué lectura le da usted?

La negativa es la dominación de una herramienta sobre todas las otras. Por ejemplo, la dominación de una herramienta que es la pantalla del ordenador me parece muy negativa, pero sabemos por la historia que las revoluciones tecnológicas influyen sobre el arte de manera indirecta, como la fotografía en el impresionismo, o la sociedad de consumo en el pop art, pero también los nuevos materiales que aparecieron en los años 60 han producido el arte minimalista, o los ordenadores el arte conceptual. Ahora vivimos sobre la dominación de la pantalla, pero también con la aparición de nuevas ideas que emergen lentamente y cambian completamente nuestra percepción.

¿Pero también uniformiza la visión de la estética?.

Eso es lo que llamo corriente del arte moderno. Es una lucha contra lo que llamamos postmoderno, porque estamos siempre en una especie de suburbio, que es el post, del que tenemos que salir, y eso es inventar una nueva forma de modernidad, de pertenencia a nuestro tiempo. Pienso que ocurre eso ahora en este polidiálogo del que hablaba. Tenemos dos peligros. El primero es la uniformidad que lleva a la globalización. Toda la gente hablando de las mismas cosas y la desaparición de las tradiciones de pensamiento de una isla, un país, una ciudad... El otro peligro es el fundamentalismo. Ahora estamos entre las dos tendencias y tenemos que inventar en medio de esos dos peligros una nueva forma de modernidad que equilibre las dos.

¿Cuál es el papel actual del arte, su esencia?

Siempre el mismo desde Altamira. El arte siempre ha de producir y materializar relaciones con el mundo. Es lo que está presente en el arte y es la razón por la cual podemos mirar siempre una obra de Goya o Velázquez. La esencia para mí es nuestra ambición de materializar, de concretar vínculos con el mundo que vive el artista.

¿Hasta qué punto la sociedad de masas constriñe o limita la creatividad del artista?

Por lo menos es un nuevo paisaje y tenemos que acostumbrarnos a este nuevo paisaje. Sacar lo positivo de esto y eso significa quizás aprender a mantener el nivel de inteligencia del mundo y de la dimensión crítica también que no es tan natural.

¿Cuáles son las principales contradicciones del arte?

La principal contradicción del arte quizás sea su estatus de objeto de consumo, o de producto de lujo, contra su verdadera naturaleza, que es la expresión de una visión del mundo.

¿Y sus límites?

Cada época produce sus límites. Nunca en la historia hay un arte sin límites. Los límites son la manera de pensar, de organizar la información... Los límites son esenciales en el mundo del arte en cierta manera, pero son invisibles. No sabemos cuáles son.