Dos goles impropios de un fútbol tan "responsable" como el que se juega en Segunda bastaron al Tenerife para ganar con más holgura de lo que representa el resultado. Enfrente, un rival vistoso, pero de una inocencia ruinosa. Con esta contradicción se explican sus números, que disimulan su falta de hueso. Nadie los golea, pero no les da para ganar. El partido acentúa el debate sobre el juego del Tenerife. El equipo no domina los partidos, aunque los controla. Así fue ayer. Salió a presionar la salida del balón de un rival que siempre inicia desde atrás tocando y, a medida que Vitolo -que era la primera opción para ir a apretar- fue perdiendo fuelle, el equipo entero fue replegando para esperar alguna salida en velocidad con Suso o con Omar. La única aparición en campo ajeno la malogró por medio metro Lozano (11''), que cabeceó por fuera solo frente a la portería un buen servicio de Saúl desde la izquierda. El debutante inició con ese pase su prometedor repertorio. Tiene un guante en su zurda. Puso ese pase, generó la acción del 2-0 y bordeó el tercero con otro golpeo técnicamente buenísimo en el 45''. Sin asumir el manejo del balón y acostado en su repliegue, el Tenerife se protegió del toque visitante más con la cantidad de jugadores que puso por detrás del balón que por su capacidad para quitarle la pelota al rival. Tanto que Suso se tiró muy atrás para ayudar a Raúl Cámara y el equipo descolgó solo por delante a Omar y Lozano. En fases de un equilibrio tal, a veces un golpe de calidad abre el camino. Así sucedió: una falta en el medio la lanzó con picardía y prontitud Aitor Sanz al desmarque de Lozano, que ganó la acción a Yeray -¡vaya tarde la suya!-, y superó a Remiro, que se quedó a mitad de camino entre salir o esperar. La duda mata. Era el minuto 24 y el Tenerife encontraba en esa ventaja la razón que le permitía acentuar su idea: ceder el balón al rival, replegar y esperar para salir en velocidad. Al fin y al cabo, un equipo que apuesta por Alberto, Vitolo y Sanz en el medio, difícilmente va a jugar a otra cosa. El Athlétic apretó más, avanzó su línea de volantes y se adueñó del partido, pero jugando siempre frente a nueve rivales por detrás del balón. Aún así, un par de córners del zurdo Seguín generaron cierta incertidumbre en el área, como un disparo de Vesga desde la frontal, que despejó Dani en dos tiempos. El dominio bilbaíno no pasó de ser un espejismo, del que terminaron por despertar cuando un centro chut de Saúl acabó en la red, impulsado involuntariamente por Yeray. El centro de Saúl fue tan fuerte que el central no pudo orientar su intento de cortar el balón. Era el minuto 40 y el pasaporte hacia el tedio. Tras el descanso, Martí modificó el dibujo, retrasó a Vitolo y jugó con él en la misma línea que Alberto, para liberar a Aitor por delante (4-2-3-1), pero las sucesivas decisiones del técnico fueron quitándole filo al equipo. Es verdad que Nano -que entró por Lozano en el 58''-, activó el fútbol de contragolpe con sus carreras de 40 metros, desde las que pudo salir el tercer gol, pero también lo es que la entrada de Cristian en la derecha, por delante de Raúl Cámara (Suso se fue a la izquierda), tiró al equipo un poquito más atrás, hasta convertir la presencia de Tomás Martínez, que entró por Aitor a 10 minutos del final, en un asunto testimonial, porque el Tenerife ya no fue a buscar nada más, ante un rival que hizo sus cambios, lo intentó cerrando con tres hombres y acabó, abusado por el árbitro en la expulsión, con un futbolista menos. No hubo más, ni en un área ni en la otra y el partido se convirtió en el aplicado pero vano ejercicio de un filial atacando por inercia. Es muy recurrente decir que es imposible ver más cuando en el campo hay un equipo que no quiere y otro que no puede, aunque sería injusto ponerle otros peros a la victoria del Tenerife más allá de los de su estilo, porque la realidad es que este equipo juega como sabe, es un bloque hecho para ganar la batalla física en el medio, eso hizo, y para crearle superioridad a sus delanteros en clave de velocidad, eso intentó. Pedirle otra cosa es sacar de contexto la realidad de un Tenerife que al cabo de la primera vuelta está en situación de aspirar a todo. A su manera, claro.

2 - 0

tenerife-bilbao ath.

CD Tenerife: Dani Hernández, Raúl Cámara, Carlos Ruiz, Jorge Sáenz, Saúl García; Alberto, Aitor Sanz, Vitolo; Suso, Omar y Lozano. En el minuto 57, Nano entró por Lozano; en el 68'', Cristian García suplió a Omar Perdomo; y en el 80'', Tomás Martínez por Aitor Sanz.

Bilbao Athlétic: Remiro (0); Ramalho (1), Yeray (0), Gil (1), Saborit (0); Vesga (1), Jon Iru (1); Etxeberría (1), Aketxe (1), Seguín (1); y Guruzeta (0). En el descanso se quedó en el vestuario Yeray, lesionado, y entró en su lugar Córdoba (1); en el minuto 68, Bengoa (0) por Vesga; en el 78, Santamaría (s.c.), por Guruzeta.

Árbitro: Francisco Manuel Arias López (Comité Cántabro). (0). Empezó perdonando amarillas a Vitolo y a Vesga, sacó otras menos claras y acabó expulsando injustamente a Gil (81'') por cometer falta sobre Nano, cuando no era el último jugador. Afortunadamente no hubo jugadas más comprometedoras. Las amarillas las vieron Raúl Cámara (67'') y Guruzeta (45''). Los asistenmtes fueron Lamfús Bartolomé y Vaquero Agama.

Goles: 1-0, m.24: Aitor Sanz lanza rápido una falta desde medio campo y Lozano cabecea batiendo a Remiro, que se quedó a media salida; 2-0, m.40: Yeray, en propia puerta, tras un centro desde la izquierda de Saúl.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la vigésimo primera jornada Segunda División, Liga Adelante, disputado en el Heliodoro Rodríguez López, ante 8.333 espectadores. Tarde agradable y terreno de juego algo blando en algunas zonas, en especial bajo la sombra de Tribuna. El Tenerife vistió su indumentaria habitual y el Athlétic, la suya.