No hay forma de darle la vuelta. El líder de Izquierda Unida en Los Llanos de Aridane, Felipe Ramos, mantiene su discurso y se ratifica en sus decisiones: no se arrepiente de haber permitido que Noelia García (PP) recuperara la Alcaldía con un gobierno en minoría y cree que manteniendo una oposición coherente obtendrá más apoyos que desde una concejalía. Por su cabeza, nada parece haber cambiado en los últimos siete meses.

¿Siente que son los líderes de la oposición?

No es tanto sentirlo como el deseo que tenemos de consolidarnos como una formación política que aspira a mayor representación en las próximas elecciones. En esta legislatura nos toca un papel de oposición constructiva. Quizás el curso de los acontecimientos, la propia configuración de la corporación, hace que tengamos mayor atención de la que se presumía que íbamos a tener.

¿Mayor representación? De verdad, ¿no le parece que tener dos ediles en un municipio más de derechas es el techo de IUC?

Dos ediles es el punto de partida. Creemos que hay un espacio de votos que se puede consolidar. Nosotros en Los Llanos hemos logrado aglutinar a vecinos muy descontentos con las políticas practicadas por CC, PP y PSOE a lo largo de las últimas legislaturas. El trabajo diario, la constancia, la firmeza y la coherencia en nuestros principios nos harán crecer.

Pudieron gobernar y, sin embargo, optaron por ser oposición. ¿Se arrepiente de haber permitido un gobierno del PP?

No. No se daban ni se dan las condiciones para llegar a un acuerdo de gobierno con otras formaciones. Intentamos llegar a un acuerdo programático con Coalición Canaria y Partido Socialista, pero no pudo ser. No nos arrepentimos de la decisión tomada por las bases de Izquierda Unida en un proceso transparente.

En los meses transcurridos, ¿cuántos ofrecimientos ha recibido para cambiar de opinión?

Ninguno. Entre las elecciones y la constitución del ayuntamiento, el 13 de junio, sí se produjeron algunas llamadas en las que se nos aconsejaba llegar a un acuerdo con una u otra fuerza política, pero eso desapareció cuando Izquierda Unida tomó su decisión. Los vecinos nos apoyaron para hacer políticas diferentes y queremos demostrar que ni todos somos iguales ni todos vamos a lo mismo.

¿Le ofrecieron la Alcaldía?

No, ni lo hubiéramos aceptado. Se comentó la posibilidad de que los concejales de Coalición Canaria y el Partido Socialista llegaran a votarnos en el pleno de constitución del ayuntamiento, pero nunca nos dijeron que se iba a llegar a tal extremo.

Pero sabe que pudo y aún puede pedir un buen sueldo con cualquier concejalía. ¿No le tienta?

No. Estamos aquí por una convicción ideológica profunda. No militamos en un partido ni por modas ni por el interés en resolver nuestra vida laboral, en muchos casos precaria igual que la de muchos ciudadanos. Queremos cambiar las políticas que se aplican, comenzando por nuestro municipio. Con la línea de la coherencia lograremos mejores resultados que teniendo una tenencia de alcaldía o una concejalía bien remunerada.

Sin embargo, sí piden una oficina para su grupo y una remuneración por pleno y comisiones...

Hay un discurso antipolítico que en este país ha calado mucho que hace que todo este tipo de propuestas no caigan demasiado bien. Lo único que pretendemos es igualar a todos los representantes de los ciudadanos, sean del gobierno o de la oposición, porque al final todos somos institución. No pedimos ningún tipo de privilegio. Somos trabajadores, tenemos en ocasiones que abandonar nuestro puesto de trabajo para poder acudir a las reuniones, y lo que queremos garantizar es que no solo haya personas que se dediquen exclusivamente a la actividad política sino que haya una compensación para que todo el mundo puede asumir tareas de representación. Es una retribución que ya tienen todos los concejales de la oposición en el resto de los ayuntamientos de La Palma.

Estar en la junta de gobierno, como ustedes solicitaron para la oposición, ¿ha significado algo?

Muy poco. Nuestra idea no se ha entendido ni por el Partido Popular ni por el resto de partidos representados. Creíamos que era una forma de tener mayor conocimiento de las decisiones del grupo de gobierno, fomentar la transparencia y evitar la suspicacias, además de servir para fiscalizar una tarea en la que la oposición tiene mucho que decir ante un gobierno en minoría. Esa era nuestra voluntad, pero no se ha entendido.

Agua pública, alumbrado público, oficinas de turismo de gestión pública, limpieza sin empresas privadas... ¿ideología surrealista?

No. Que haya un mantenimiento de la titularidad y de la gestión pública es una cuestión de voluntad política. Es evidente que la legislación impulsada por el PP ha hecho la vida muy complicada a los ayuntamientos y les impide contratar personal para servicios que nos parecen esenciales. El recurso fácil, como lamentablemente ha hecho Breña Alta, es privatizar la práctica totalidad de los servicios públicos. Pero tanto el alumbrado, como el agua, la limpieza y la gestión de las oficinas turísticas han sido en algún momento gestionados por el ayuntamiento y así debería ser.