"No nos interesa tanto recaudar un euro más como que sea un sitio en el que haya vida y calidad estructural". Aunque referida al caso concreto del quiosco Numancia, la filosofía se puede aplicar a los establecimientos de este tipo de la capital, cuyas concesiones vencieron hace pocos meses o están próximas a hacerlo.

Según avanza el concejal de Infraestructuras de Santa Cruz, José Alberto Díaz-Estébanez, el ayuntamiento quiere aprovechar la extinción de los contratos de arrendamiento para "relanzarlos", en unos casos, y "modernizarlos", en otros, bien desde el punto de vista estético, bien desde el punto de vista estructural. "No quiero que quede la imagen de que se echa a alguien", expone.

Respecto al caso concreto del Numancia -punto de referencia carnavalero-, cuya concesión vence el próximo 20 de febrero, el edil avanza que ahora se elaborará el nuevo pliego de condiciones, que recogerá las mejoras que quiere el consistorio para ese establecimiento. Es decir, que el nuevo adjudicatario conocerá de antemano, y así deberá asumirlas, las reformas requeridas para el local.

¿Hay una fecha estimada para la reapertura? "No. Queremos sacar el pliego lo antes posible. La propia ejecución dependerá de quién se presente y de cuál sea la oferta. Esperamos que en el mes o dos meses siguientes al cierre esté la licitación y, en función de las ofertas, se verá", aclara Díaz-Estébanez.

Claro que la situación de cada quiosco es diferente. Por ejemplo, el caso de otros de los establecimientos de este tipo más famosos de la capital, el de la plaza Militar, sin dejar de tener un fondo similar al Numancia, la realidad es algo distinta.

Cerrado desde noviembre al vencer la concesión, y aunque ya se están elaborando los nuevos pliegos, el área de Infraestructuras espera por un informe de la Gerencia de Urbanismo que determine si hay que respetar la construcción preexistente o se pueden hacer algunos cambios en la estructura.

Este requisito, según aclara el concejal, no debería, en principio, necesitarlo el referido Numancia al estar enclavado en una zona de la ciudad, el conocido como Barrio de los Hoteles, con un plan especial. Con todo, y según asegura el concejal de Infraestructuras, se hará el cuestionamiento al departamento correspondiente.

En parecida situación al de la plaza Militar se encuentra el establecimiento de Tomé Cano, cerrado también desde hace un tiempo. Según precisa Díaz-Estébanez, el local requiere un informe de la Gerencia de Urbanismo al estar enclavado en uno de los ámbitos "suspendidos" en el Plan General de Ordenación (PGO).

"Hay que ver si la suspensión, que en principio estaba pensada para el fuera de ordenación de uso residencial por colmatación, afecta a una instalación de plaza pública", explica. "En función de ese informe sacaremos inmediatamente la concesión o no", añade.

¿Puede que el informe indique que el quiosco no puede ir allí? "Si determina que no se puede licitar hasta que se levante la suspensión, tendremos que esperar a ello", precisa el concejal.

Caso distinto al que se produce en otro de los establecimientos de estas características más emblemáticos, el de la plaza del Príncipe. En este caso, es la Justicia la que tiene la última palabra.

El ayuntamiento está a la espera del pronunciamiento judicial sobre el desalojo forzoso de los anteriores propietarios, cuya concesión venció también. Curiosamente, el quiosco sigue abierto, mientras el nuevo adjudicatario espera para hacerse con el negocio.

Esencia del Carnaval

Al margen de su carácter comercial, que, evidentemente, lo tiene, algunos de los quioscos con más solera de la capital se han convertido con el paso del tiempo en punto de parada obligada para los carnavaleros. Es el caso del Numancia, que durante años ha sido lugar de peregrinaje para los más rezagados de la fiesta de la máscara, que buscan en él la última copa o reponer fuerzas con un buen desayuno. Aún queda una oportunidad.

Sitios relajados

Los ha habido también más "tranquilos", como el de la plaza Militar, en los que tomar un café o quedar con los amigos estaba a la orden del día. A la espera de que vuelvan a reabrir, si lo hacen, todo ello forma parte, por ahora, del pasado.