El rabo de gato es la especie vegetal invasora que "está produciendo un mayor desastre medioambiental" en Canarias. Así de tajante se muestra Quique Villalba, portavoz de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN), cuando habla del Pennisetum setaceum.

ATAN está muy preocupada por la expansión de esta especie vegetal y por "la descoordinación" existente entre las áreas de Medio Ambiente y Carreteras del Cabildo de Tenerife que han propiciado el crecimiento descontrolado de esta invasora.

"Donde el rabo de gato se impone, las plantas canarias dejan de estar y los animales que se alimentan de ellas también desaparecen", expone Villalba.

Por su parte, el coordinador general de Turismo y Proyectos Estratégicos del Cabildo, Miguel Becerra, asegura estar "muy preocupado" por la expansión del rabo de gato y que todos los que trabajan en el mantenimiento y limpieza de los márgenes de las carreteras insulares tienen formación e información sobre el protocolo de extracción y tratamiento del rabo de gato.

No obstante, Becerra aseguró que "en determinada época", cuando no hay semillas ni es momento de floración, "se puede proceder a su siega con una máquina normal". Matizó que esto se hace después de haber "quitado previamente las espigas" a la planta.

Sin embargo, la orden de 13 de junio de 2014 del Gobierno de Canarias que aprueba las directrices técnicas para el manejo, control y eliminación del rabo de gato, es muy clara en ese sentido. "No se utilizará maquinaria o herramientas mecánicas tipo desbrozadoras o sopladores, etc. en la eliminación o el control de Pennistum setaceum".

También desaconsejan el uso de fuego y hacer actuaciones localizadas y de tipo puntual, ya que lo que piden es que se haga de forma continuada en el tiempo para que pueda controlarse el rebrote de la especie.

Becerra recalcó, además, que a los trabajadores de convenios de empleo que se les encomienda la extracción de rabo de gato "se les da un cursillo específico" para que sepan cómo deben extraer estas plantas.

ATAN, por su parte, pide a las distintas áreas implicadas "que se pongan de acuerdo y no contribuyan a acrecentar el problema". "El rabo de gato tiene más graves consecuencias que un incendio descontrolado", aseguran.

De hecho, la propia orden del Gobierno de Canarias deja claro que "el rabo de gato se propaga fácilmente en los entornos de carreteras, desde donde paulatinamente va ocupando terrenos aledaños".

ATAN no tiene cifras sobre la extensión del terreno colonizado por el rabo de gato, pero explica que la asociación Abeque está intentando hacer una zonificación en Teno.

Abeque organiza "rabogateadas" de forma periódica con voluntarios. La última fue el pasado sábado en Medio Barranco (Masca).

ATAN también ha realizado 10 campañas ya con voluntarios. "Los organismos oficiales tienen que darse cuenta de la urgente necesidad de que controlen esta plaga que está invadiendo incluso zonas de Anaga", pide Quique Villalba. Otro ejemplo de espacio colonizado por el Penicetum es el Barranco de Tafuriaste, en Puerto de la Cruz, añade.

El rabo de gato, así, se ha convertido en el conquistador español de la fauna guanche: una especie invasora capaz de aniquilar a la canaria sin encontrar a su paso apenas resistencia.

Una especie que es casi indestructible

El rabo de gato es una especie de supervillano de las plantas invasoras. Es resistente a los cortes, el pisoteo, al fuego y a muchos herbicidas. Su estrategia vital es muy potente y crece en distintos tipos de ambientes, salvo en zonas encharcadas, muy húmedas o umbrías.

El Penicetum setaceum es una hierba perenne cuya macolla puede vivir hasta 20 años, según explica el Gobierno de Canarias en su orden de 13 de junio de 2014. Rebrota fácilmente de fragmentos de raíz y esta puede llegar a medir hasta 30 centímetros. Posee una germinación continuada, por lo que siempre hay ejemplares con espigas (flores). Las semillas se dispersan con mucha facilidad con el viento, agua, pelo o plumas de animales, y también en las ruedas de vehículos, con el movimiento de maquinaria, en la ropa y en el calzado.

Para eliminarla, primero hay que quitar las partes florales de la planta. Esto es "la acción más delicada del control", según la orden del gobierno. Por ello pide que se realice en un periodo donde la floración no sea máxima ni el viento excesivo, para evitar diseminar las semillas. Hay que embolsar las espigas y cortar. Si no se puede hacer por su tamaño, recomiendan cubrirse lateralmente con una pantalla plástica semicilíndrica. Además se deben intentar recuperar las semillas que hayan caído al suelo.

Una vez hecho esto, se puede desenterrar la planta a mano o con azada, recogiendo todos los fragmentos de raíces y metiéndolos en bolsas herméticas.

Estas bolsas después deben enterrarse con una profundidad suficiente. Los restos, subrayan, no deben utilizarse en la generación de compost.

Una planta ornamental de los años 40

La introducción ornamental del rabo de gato data de la década de los años 40 del siglo XX y desde entonces ha proliferado de tal manera que ocupa más espacio que algunas formaciones vegetales isleñas exclusivas, como son los palmerales endémicos de palmera canaria, según recuerda el Gobierno de Canarias. Se extiende desde la franja litoral hasta las medianías y fondos de barranco, sobre todo en la parte baja de las islas. En Tenerife, Gran Canaria y La Palma la especie está fuertemente instalada.